ATILA
INVIERNO UNIVERSITARIO
Tampoco es que sea un movimiento de repercusiones similares a la primavera en Egipto, en la que el joven Jaled Said, a través de redes sociales, inició la revolución ciudadana que acabó con el régimen del dictador Hosni Mubarak.
Este jueves se cumplieron siete años de está revuelta de estudiantes que salieron a las calles para pelear en nombre de la democracia.
Pero el descontento es un combustible fácil de prender, y guardadas las proporciones, grupos de jóvenes de la Universidad Autónoma de Coahuila se quejan en internet de la imposición como rector de Salvador Hernández Vélez.
Chava es un político de izquierda, que en su momento se bajó de la contienda por la rectoría, para permitir la reelección de Blas Flores, en un acuerdo signado por el entonces candidato a gobernador Miguel Ángel Riquelme y el actual secretario de gobierno, Chema Frausto.
Por cierto, en esa elección, Blas resultó perdedor en 10 planteles de la capital coahuilense, cosa que hace pensar que su desempeño no cuajó en el ánimo estudiantil.
Las redes sociales puede que sean el cerillo que encienda el desencanto universitario, cansado de ser simple espectador de un cambio de poder trazado en las alturas, sin mayor significado para el bienestar de la llamada máxima Casa de Estudios.
Salvador no tiene la culpa, algunos de sus antecesores usaron como caja chica y botín corsario, las arcas universitarias, lo que anula la credibilidad de cualquier propuesta hecha por el aspirante oficial.
La principal crítica a Hernández Vélez es que es un político, y que responde a intereses partidistas para el control de la Universidad Autónoma de Coahuila, y en eso puede que tengan razón.
Sobre todo cuando se conoce que Armandosky Guadianosky, de Morena, alienta la movilización de grupos de vagos para reventar la elección.
Chava tiene el gusto por la lectura, el senderismo, la cocina, y en su prolífica carrera nunca ha sido señalado de ladrón, ni corrupto.
Lo paradójico es que ahora puede que por fin los jóvenes tengan un rector que los entienda y apoye, pero llegó a destiempo, cuando los estudiantes sufren el invierno universitario.
Es cierto, también, que su llegada pondrá fin a una larga dictadura.
Salvador merece el beneficio de la duda.
DOS MUJERES
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