JULIAN PARRA IBARRA
Mescolanza de ideologías
Durante muchos años, los partidos políticos en México, tanto los de izquierda como los de derecha mantuvieron una intensa lucha –que no costó pocas vidas- para abrirse espacios y escalar peldaños, conquistar posiciones arrebatándoselas al durante casi siete décadas invencible Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Por el lado de la izquierda, un buen número de partidos nacieron –y desaparecieron- llevando la semilla del socialismo –y aún del Comunismo- entre ellos el Partido del Comité de Defensa Popular, el Partido Mexicano de los Trabajadores, el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Popular Socialista, el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, hasta llegar al Partido de la Revolución Democrática en el que, pareciera, murió la auténtica y verdadera izquierda mexicana, tan necesaria como inexistente ya en nuestro país.
En el lado opuesto, principalmente el Partido Acción Nacional, cuyos dirigentes en su momento casi tenían qué suplicar a ciudadanos que aceptaran las candidaturas y aparecer en las boletas electorales. Pocos lo aceptaban porque además de las remotas posibilidades de triunfo, quienes se reconocían militantes de este partido, sufrían el acoso de una buena parte del ‘sistema’.
En todos ellos –y en el mismo PRI- había una auténtica formación de cuadros, se les imbuían los documentos básicos. Había un adoctrinamiento, por lo que sus militantes conocían a fondo la ideología de sus respectivos partidos y si permanecían ahí era por convicción, por creer y comulgar con su ideología.
Actualmente, casi me atrevería a decir que la mayor parte de los militantes que se acercan a los partidos en busca de un puesto o una posición política, no tan solo desconocen los documentos básicos de su partido ni mucho menos la doctrina de su ideología, sino que su militancia es como si fueran futbolistas, hoy visten esta camiseta, pero para el próximo torneo defenderán otra, y otra, y otra.
En estos tiempos aunque ya no deja de sorprendernos, resulta incomprensible cómo los políticos de todos los partidos e ideologías, cambian de partido como si fueran calcetines, y no hay el menor recato o rubor si se pasa ‘sin tocar baranda’ de la izquierda a la derecha o viceversa. Vamos hoy ni siquiera hay que cambiarse de partido porque el que se suponía el máximo exponente de la izquierda, y el partido de derecha de más tradición en nuestro país, van juntos, son uno solo.
En los días recientes hemos visto cómo panistas como los senadores Gabriela Cuevas y Javier Lozano han renunciado al que fuera su partido durante años, y a las horas la primera anunció su incorporación al equipo de campaña de Andrés Manuel López Obrador, quien durante su militancia panista y hasta el sábado pasado era ‘el diablo en persona’, lo satanizo deploró hasta la saciedad, pero mágicamente a partir del domingo el ex jefe de Gobierno del entonces DF es poquito menos que Dios –y si Dios se descuida, lo pone encima suyo-; Lozano se fue del PAN para sumarse al equipo más cercano del candidato del PRI a la presidencia de la República.
Diría mi querido Chuy Aviña, ni siquiera se esperaron a que terminara el novenario. No, ni siquiera se esperaron a sepultar al muerto al que todavía tenían tendido, y ya estaban en otro partido. Tatiana Clouthier, hija del gran ‘Maquío’ se fue del PAN para sumarse con López Obrador, y Julio Dibella –a quien ‘hizo’ Vicente Fox desde el tiempo de su gubernatura en Guanajuato, y al que después se llevó al Gobierno Federal- para irse con José Antonio Meade.
En la actualidad hay una gran mescolanza de ideologías, de siglas, de colores, de partidos, que da verdaderamente miedo. Porque hoy la mayoría de los políticos –hay honrosas excepciones, por fortuna- nos demuestran que ya no hay ideologías, que hoy hay intereses: si este partido no me da lo que yo quiero, me voy al otro y cuando en este otro se me acabe mí ‘tiempo útil’, pues me voy a otro, y al otro, y al otro.
Mire por ejemplo Ricardo Monreal su partido de origen, el PRI no le dio la candidatura al gobierno de Zacatecas, y alcanzó esa posición por el PRD, luego tras la alianza PRD-PT fue legislador federal por el Partido del Trabajo, y ahora es delegado en la CDMX por Morena, y ya fue ‘tentado’ por el PRI para ser su candidato al gobierno capitalino.
Ahora sí que como dice el lugar común, a los políticos de ahora ‘ya no los hacen como antes’, no tienen valores, ni tienen principios ni ideología. Diría el desaparecido político lagunero Carlos Herrera Araluce: Yo no me volteo ni en la cama, duermo de un solo lado.
@JulianParraIba
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