PREGONERO | La tortura y Dios como terapia

La tortura y Dios como terapia

Los centros de rehabilitación para drogadictos se han convertido en un negocio rentable en Saltillo. Bajo la premisa de curar a los jóvenes que han caído en las garras de la drogadicción, mercenarios han encontrado en la desesperación de las familias y en la casi nula acción de las autoridades, una excelente oportunidad para llenarse los bolsillos de dinero.

Sin tener ninguna preparación profesional, sino excusados la mayoría de las veces en ser “drogadictos recuperados” y “haber pasado por lo mismo”, los supuestos especialistas, conocidos con el mote de “padrinos”, terminan por convencer a las familias de dejar a su cuidado a los hijos drogadictos, obviamente, pagando una cuota que puede ascender a varios miles de pesos, ya sea por mes o por la terapia completa.

Casi siempre termina siendo una abnegada madre la que anexa a su retoño, como la última esperanza para recuperarlo.

Pero aquellas promesas de una estancia cómoda y amorosa, terminan por transformarse en días de terror para el anexado: golpes, insultos y actos crueles y denigrantes.

Algunas veces, tal terapia violenta termina en abuso sexual, graves lesiones o hasta la muerte del adicto.

De acuerdo con Amnistía Internacional, existe tortura cuando una persona inflige dolor o sufrimiento mental o físico grave a otra persona con un fin específico. En unos casos la tortura se utiliza simplemente como castigo que difunda el miedo en la sociedad.

Los métodos de tortura varían. Pueden ser de carácter físico, como palizas y descargas eléctricas. Pueden ser de índole sexual, como la violación o la humillación sexual. O pueden ser de carácter psicológico, como la privación de sueño o la reclusión prolongada en régimen de aislamiento.

En Coahuila, la Ley para Prevenir y Sancionar la Tortura prevé de tres a 12 años de prisión por la comisión de este delito, sin embargo, solo es aplicable a servidores públicos y no para otras personas con puestos de poder dentro de organizaciones privadas, como los mentados anexos.

Por lesiones, el Código Penal prevé desde tres a seis meses de prisión por lesiones levísimas hasta de tres a ocho años cuando éstas pongan en peligro la vida.

Pero en los anexos nada de esto preocupa, porque la mayoría de las vejaciones suceden al amparo de la soledad, y hasta con la “autorización firmada” de las familias.

Los dueños de los anexos nadan en la impunidad, pues si algún interno intenta denunciar ante sus familiares, la tortura aumenta e incluso son amenazados con hacerle daño a sus padres o madres. Al final de cuentas, los adictos no tienen de otra que aguantarse, pues ¿quién le va a creer a un drogadicto?

Así, en la mayoría de los centros de supuesta rehabilitación, han pasado toda clase de actos dignos de películas de terror: se electrocutan a los internos; se les hace cavar un pozo y luego son enterrados por horas en el mismo; se les niega alimento por días y luego se les obliga a comer desechos, vómito o heces, y tomar orina de los otros internos.

Por si algo hiciera falta, además del trabajo psicológico para convencer a las familias, utilizan nombres religiosos, para presentarse casi casi como conventos religiosos en donde gracias al amor de Dios sus hijos serán rescatados.

La semana pasada explotó la bomba en Ramos Arizpe, un interno de nombre Misael, de 29 años, fue presuntamente asesinado al interior de la casa de rescate “Rostro de Jesús”, ubicada en un lugar que previamente fue utilizado como crematorio de una empresa funeraria.

Alejandro Alberto, mejor conocido como Romeo, un sujeto que había estado preso por robo y que se hacía pasar por justiciero en Ramos Arizpe, era el padrino del lugar, y lo dirigía junto con su madre, que a la vez era directora de un jardín de niños.

El tal Romeo, es señalado como el culpable del asesinato de Misael, con quien -de acuerdo con conocidos- mantenía cierto recelo desde que cursaron juntos la secundaria.

Con el tiempo, Romeo se convirtió en el terapeuta y principal torturador de Misael, luego de que cayera en las drogas y fuera internado en ese anexo.

Romeo fue detenido junto con su mamá y sus ayudantes, quienes conformaban un grupo denominado “Grupo Delta Rostro de Jesús”, quienes se presentaban en el anexo vestidos como policías y portando toletes e incluso armas de fuego. (Ver tiktok @grupodeltarostrodejesus)

DESPUÉS DE AHOGADO EL NIÑO

El fiscal de Coahuila, Gerardo Márquez, salió de inmediato a señalar que serán revisados todos los anexos del estado, para prevenir delitos. El funcionario aseguró que hay entre 30 y 40 en todo el estado.

Pero, de acuerdo con la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), en Coahuila hay registrados solamente tres establecimientos especializados en el tratamiento de las adicciones en modalidad residencial: Centro de Recuperación de alcohólicos y drogadictos «Luz de Vida A.C.»; Libérate Laguna A. C. y Drogadictos Anónimos A. C. Grupo Nueva Vida, todos en Torreón, ninguno en la Región Sureste. Vaya, ni siquiera Cristo Vive de los Pacheco está registrada como casa de rescate, solamente como asociación civil.

En Saltillo, como institución especializada en el tratamiento de adicciones, solamente está el Centro de Integración Juvenil, pero, en la práctica aparecen un sinfín de anexos, establecidos en casas particulares, que operan sin permiso, ni supervisión alguna.

El caso de Romeo y el Rostro de Jesús no es el único. El año pasado un joven de 19 años murió en condiciones extrañas en el Hospital General, luego de estar internado en el anexo Familia Sepia.

En 2021, horas después de haber sido ingresado en el anexo Desafío al Cambio, en la colonia Zaragoza, un joven de 26 años, adicto al cristal, falleció a causa de una brutal golpiza de bienvenida. Ese mismo año, 58 personas, incluidos cuatro menores, fueron rescatados de un anexo de la colonia Virreyes Residencial, en donde eran torturados. Luego, días después fueron clausurados otros dos sitios de este tipo, en donde se habrían cometido abusos sexuales, ambos dirigidos por Hipólito Vázquez, mejor conocido como “papá Polo”, un tipo con un negro pasado y colmillo retorcido en estos giros.

Bajo el argumento de la rehabilitación ¿hasta cuándo se seguirá dejando que los anexos operen en la ilegalidad e impunidad?

Autor

José Torres Anguiano
José Torres Anguiano
Reportero Multimedia. Periodista de barrio y contador de historias apasionantes.
Premio Nacional de Comunicación "José Pagés Llergo" 2017.
Premio Estatal de Periodismo 2015, 2016, 2017 y 2018.
Premio de Periodismo Cultural UAdeC 2016, 2018, 2021 y 2023.