PENSAMIENTO SOBRE UN DOLOR DE LA MADRE, HECHO POR UN ADOLESCENTE

POR DAVID ERNESTO LÓPEZ RAMÍREZ

Le comparto querido lector, una reflexión que hice cuando estaba en tercero de Secundaria, en la Federico Berrueto Ramón…

 La maestra Olga me puso a leer la Iliada de Homero, ciertamente me gusta mucho la mitología griega, sus historias, su tragedia, gestas; escritos que nos hablan de una época que se fue y que nunca volverá, pero que llegan a nosotros gracias a su poetas y traductores, que permiten recrear como una película, en mi imaginación, esos hechos que alimentan la fantasía. Al leer el primer canto, esta historia inicia con una discusión entre los dos más grandes generales griegos: Aquiles y Agamenón; Aquiles quiere desquitarse de Agamenón y piensa en sacar su espada, pero en ese momento Atenea bajó enviada por Hera, (la madre de los dioses), “que amaba cordialmente a entrambos y por ellos se interesaba…”

No sé por qué se me vino a la mente la imagen de mi mamá, y me acordé que me he peleado con mi hermano, que estoy distanciado de él, que, aunque es más pequeño que yo, no nos queremos hablar, y me di cuenta lo que a mí mamá le duele que estemos peleados, pues a los dos nos quiere, y no puedo pedirle que me quiera más a mí, y que ya no quiera a mi hermano, no puedo decirle que se ponga de mi lado, aunque me gustaría hacerlo. Esta frase de Homero me llegó muy profundo: “que amaba cordialmente a entrambos y por ellos se interesaba…”

Yo sé que las mamás aman, nos dan la vida, nos da la luz de sus ojos hasta perder la vista, que las madres, dan, sólo dan, se dan a sí mismas. Y veo que muchas mamás sufren, yo no quiero ver a la mía llorar, yo no quiero causarle problemas, yo no quiero ser para ella motivo de pena y de dolor. Yo no quiero que mi mamá sufra por mí, porque sea un alcohólico, yo no quiero darle la vergüenza de que me vea robando, o haciendo daño a otra persona. Sé que no soy el más bueno y no tengo el mejor promedio, pero quiero que esté orgullosa de mí. Cuando sea grande y que ya sea independiente, quiero que ella siempre cuente conmigo.

Pero sé que hay otro dolor que a todas las madres les parte el corazón, y es el de ver a sus hijos peleados, que no se hablen, que no se quieran, ver a un hermano contra otro hermano, que buscan poner a la madre en contra de su hermano; yo nunca la pondré en la espada contra la pared, no le volveré a preguntar ¿A quién quiere más? Y aunque yo vea y piense que tiene favoritos, no se lo voy a reprochar.

Nunca intentaré dividir el corazón de mi mamá, nunca le pediré que tome partido, nunca le pediré que decida entre mi hermano y yo… nunca le quiero dar ese dolor. En el fondo se que mi mamá nos “amaba cordialmente a entrambos y por los dos se interesa…

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El Heraldo de Saltillo
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