A través de sus personajes, sus anécdotas y sus lugares
JUAN JOSÉ CASAS GARCÍA
Los franceses en la historia de Saltillo
La Alianza Francesa de Saltillo está por cumplir su 55 aniversario en este 2020. Una institución que se ha enfocado no solamente en la enseñanza de un idioma, sino también en la propagación de la cultura. Sin embargo, no hace apenas medio siglo que los franceses se encuentran en la ciudad. La historia de la presencia francesa en Saltillo data de la época colonial y se alarga hasta nuestros días con relaciones que van desde el odio hasta la amistad.
El primer contacto que se tuvo con los franceses fue en Texas en el siglo XVII. Las noticias de asentamientos franceses viajaron desde el puerto de Veracruz hasta la Ciudad de México, por lo que se tomó la iniciativa de encontrar dichos establecimientos y descifrar sus intereses en la región. Así, el capitán Alonso de León, quien sería gobernador de la provincia de Coahuila (Saltillo por ese entonces pertenecía a la Nueva Vizcaya), se encargó, junto a sus hombres, de realizar una expedición para encontrar dichos asentamientos. Los encontraron. Por tanto, de León propuso el establecimiento de presidios -que eran algo así como puestos militares- y de misiones para formar una especie de malla defensiva y evitar que los franceses se introdujeran aun más en el territorio de la Nueva España. Los presidios y las misiones se crearon, sin embargo, un siglo más tarde, las relaciones cambiarían radicalmente. El rey Habsburgo Carlos II murió sin descendencia y sin candidato al trono y fue así como se fraguó una guerra entre España y Francia para obtener la corona del imperio. Finalmente, la familia Borbón, francesa, tomó las riendas de España -incluso hoy día el rey de España pertenece a esta familia- en el siglo XVIII, cambiando las relaciones diplomáticas.
Es en este contexto que los primeros franceses pudieron ingresar en la Nueva España y ocupar puestos políticos de primer orden. Así llegaría a Saltillo el vizconde Pierre Marie François de Pagés en 1768 en un viaje de exploración. Él reconoció que los tlaxcaltecas eran muy trabajadores y no así los españoles a quienes nombró orgullosos y perezosos. Por otro lado, el caso de Teodoro de Croix es totalmente ilustrativo. De Croix era sobrino del virrey Carlos Francisco de Croix y fue nombrado primer comandante de las Provincias Internas durante el siglo XVIII, puesto político-militar de gran importancia ya que debía administrar todo el norte de la Nueva España. En su viaje por el norte, que por cierto lo realizó con el franciscano Juan Agustín de Morfi, de quien sus escritos se consideran una fuente fundamental para la historia, recorrería la ciudad de Saltillo en 1777. Los rumores de la llegada del comandante se expandieron por toda la ciudad ya que venía acompañado de cien dragones, es decir, soldados. El imaginario de la población ligó la palabra dragón con los monstruos medievales y el pánico se apoderó de la sociedad, tanto que tuvieron que recurrir al cura para que los defendiera de tan terrible horror. Aunque el caso no pasó a mayores.
De nueva cuenta se tuvo hacia los franceses una especie de rechazo a finales del siglo XVIII. Recordemos que los franceses, debido al proceso de Ilustración, tuvieron una Revolución que incluso llegó a decapitar al rey y a la reina. Esto repercutió ampliamente en el mundo occidental puesto que los gobernantes temían a las nuevas ideas y a la nueva forma de gobierno que pretendía liberarlos de las injusticias cometidas por los reyes, la república. Es de este modo que el Supremo Consejo de Indias decidió prohibir, en 1793, el arma más poderosa del ser humano: los libros. Y no sólo eso, algunos franceses fueron detenidos y enviados a prisión en todo el virreinato. De esta manera, el único francés de la ciudad de Saltillo, el doctor Esteban Guillambaud, sería detenido y llevado preso a la capital por ser hijo de Francia y poseer libros de medicina.
No se sabe mucho de los franceses en Saltillo en el tránsito del siglo XVIII a los inicios del XIX. Sin embargo, lo ocurrido a mediados del XIX es ya tema de mucho interés y de discusión, puesto que se tuvo una invasión francesa en el país. Ahora bien, el ejército francés no sólo llegó a Puebla y a la Ciudad de México. Al controlar la nación en guerra, los franceses llegaron incluso hasta Saltillo en 1866, administrado la política y la economía. Adoptaron el vocabulario administrativo de su país y lo adaptaron al nuestro. Así, por ejemplo, Coahuila dejaría de ser estado para convertirse en “departamento” y el título de gobernador pasaría a ser “prefecto”. Realmente nunca hubo una gran batalla entre los ejércitos francés y mexicano en Saltillo durante la intervención y cuando Francia dejó de apoyar al emperador Maximiliano, las tropas abandonarían el país y la ciudad.
A finales del siglo XIX e inicios del XX, las relaciones entre Francia y México cambiarían nuevamente a un tono más amistoso. La entrega de recursos nacionales que concedió Porfirio Díaz a los extranjeros creó un flujo constante de migración al país y los franceses constituyeron el grupo más numerosos. A Saltillo llegaron médicos y comerciantes que rápidamente se encargarían de crear negocios, especialmente en la rama del vestido (fueron los franceses establecidos en la Ciudad de México, por ejemplo, los fundadores de las tiendas departamentales más conocidas en nuestro país, Liverpool y El Palacio de Hiero, que empezaron siendo tiendas de ropa). Los Groves, los Signoret y los Palafox se encargaron de abrir comercios de vestuario en la ciudad y Eduardo Rougier Laroche, por ejemplo, incursionaría en la minería y la fabricación de jabones. Vemos incluso a un francés del lado de la revolución villista, Gaspar Trouselle, que sería capturado y llevado a prisión por los carrancistas de Saltillo en 1915.
Finalmente, es hasta el año 1965 que la Alianza Francesa es fundada en la ciudad de Saltillo, atrayendo un flujo constante de profesores y profesoras, historiadores, músicos, ingenieros, médicos… que se dedicarían no solamente a la enseñanza del idioma francés, sino a la creación de todo un conjunto de cooperación cultural que beneficiaría a la capital de Coahuila en todos los aspectos. En suma, los franceses se integraron totalmente en nuestra ciudad. Bienvenidos sean.
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