La biblioteca en llamas
“Siempre imaginé que el paraíso, sería algún tipo de biblioteca”. Borges.
Siguiendo esta genial concepción, no queda duda entonces de que el infierno sería, por consiguiente, una biblioteca en llamas.
El 29 de abril de 1986, la Biblioteca Pública de Los Ángeles se transformó en ese infierno. Durante siete horas un voraz incendio terminó con casi un millón de libros. Sin embargo, la noticia no trascendió como debiera suponerse, porque ese mismo día, pero al otro lado del mundo, en la central nuclear “Vladímir Ilich Lenin”, ocurría el desastre de Chernobil. Como era de esperarse, la atención mundial estuvo fijada hacia ese lamentable episodio el tiempo suficiente, para que el incidente de la biblioteca se perdiera para siempre entre el humo y las cenizas de sus propios libros.
“La Biblioteca en Llamas”, de Susan Orlean, Editorial Planeta (2019), es una genial apuesta de investigación, en la que a través de 397 páginas, la autora nos cuenta la no tan conocida historia de ese incendio, basando su argumentación en dos preguntas, ¿Quién querría quemar una biblioteca? y ¿Por qué?
Susan, periodista y escritora estadounidense, nació en Cleveland, Ohio, yt rabaja para la revista “The New Yorker” desde 1992. Es autora de siete libros más, entre ellos, la famosa novela: “El ladrón de orquídeas”, llevada a la pantalla grande en 2002, cuya adaptación cinematográfica le valió un premio Óscar.
Una opción narrativa totalmente recomendable, si queremos leer sobre la memoria y el olvido, la historia citadina, pero sobre todo, la similitud entre una biblioteca y la vida propia, porque como la autora menciona: “En Senegal, la expresión amable para indicar que alguien ha muerto, es decir que su biblioteca ha ardido. Cuando escuché esa frase por primera vez, no la entendí, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que era perfecta. Nuestras mentes y nuestras almas contienen volúmenes en los que han quedado inscritas nuestras experiencias y emociones. La consciencia de cada individuo es un recuento de recuerdos que hemos catalogado y almacenado en nuestro interior, la biblioteca privada de la vida que hemos vivido”.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.
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