Votos y escaños en el Congreso de Coahuila
Con una participación ciudadana inferior al 40 %, el PRI ganó los 16 distritos de mayoría en las elecciones para renovar el Congreso estatal de octubre de 2020 durante la pandemia.
Según el Sistema de Cómputos Electorales, el PRI obtuvo 51.45 % de los votos válidos, Morena 20.13 %, PAN 10.21 %, UDC 3.67 % y PVEM 3.05 %. Los sufragios restantes corresponden a partidos y candidatos independientes que no lograron el requisito legal para acceder a la representación proporcional.
Una vez asignados los nueve escaños de representación, la LXII Legislatura (2020-2023) quedó conformada con 16 diputados del PRI, cuatro de Morena, tres del PAN, uno de UDC y un legislador del PVEM.
Con esa mayoría, el PRI actualmente preside la Junta de Gobierno y tiene la capacidad de aprobar las iniciativas del Ejecutivo estatal, controlar las principales comisiones legislativas e incluso, sumando un diputado de la oposición, puede construir una mayoría calificada para promulgar reformas constitucionales.
Es interesante notar, sin embargo, que la participación ciudadana en 2020 fue baja. La pandemia y el hecho de que no se celebraran otras elecciones al mismo tiempo contribuyeron al desinterés de los votantes.
Cuando las elecciones de gobernador, alcaldes y diputados locales se realizaron simultáneamente en 2017, la tasa de participación fue del 60.5 %. En esa reñida elección, el PRI ganó siete de 16 distritos de mayoría con el 35.35 % de los sufragios.
Por otro lado, su rival más cercano, el PAN, obtuvo el 29.93 % de los votos, ganando seis distritos. Por su parte, producto de su alianza con el PAN y con el 4 % de la votación, UDC triunfó en tres distritos de mayoría. Morena se llevó 11.01 % y el PRD 3.06 %.
La LXI Legislatura (2017-2020) estuvo integrada por 10 legisladores del PRI, nueve del PAN, tres de UDC, dos de Morena y un diputado del PRD, luego de la distribución de los diputados plurinominales. Naturalmente, el PRI no obtuvo la mayoría absoluta (50 % + 1), teniendo que conformarse con una mayoría relativa (40 % de los escaños).
El PRI se vio obligado a utilizar herramientas de negociación y concertación para impulsar la agenda legislativa, incluida la entrega de la presidencia de la Junta de Gobierno al PAN y luego a UDC.
Algunos se preguntarán cuál de estos dos escenarios se acerca más a lo que ocurrirá el próximo 4 de junio. ¿Prevalecerá la alta participación con distritos muy competidos, materializándose en un Congreso dividido como en 2017, o repetirá la hegemonía del PRI de 2020?
Ciertamente, las elecciones intermedias se consideran un “round” preliminar sobre el desempeño del Ejecutivo estatal. Si perciben que las cosas van bien, los votantes dejan pasar esta elección, esperan el fin del sexenio para expresarse en las urnas.
Esta elección tendrá boletas para gobernador, además de diputados, por lo que se estima que la participación estará cerca de los niveles de 2017. ¿Tendrá esto consecuencias para la coalición encabezada por el PRI, y beneficios para Morena y otros partidos de oposición?
Los partidos a menudo argumentan que una mayor participación ciudadana les da mejores dividendos. Más recientemente, sin embargo, los expertos coinciden en que, en escenarios disputados y de alta incertidumbre, el aumento en el número de votantes, incluida la definición de indecisos, se distribuyen de manera proporcional a las preferencias electorales de cada partido o candidato.
Por lo tanto, en lugar de confiar en el incremento de la participación ciudadana o promover la división del voto, los partidos y candidatos deberían concentrarse más en sus posiciones relativas en las encuestas electorales para consolidar su estrategia rumbo a la próxima legislatura estatal.
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