Pide obispo Hilario por la paz en México a la Virgen de Guadalupe 

 

Al acudir este miércoles en peregrinación a la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, junto a feligreses y sacerdotes de 38 parroquias pertenecientes a la Diócesis de Saltillo, el obispo de esta organización religiosa, Hilario González García, pidió ante la imagen de la Morenita del Tepeyac por la paz en el país.

“¿Qué paz anhelamos? Ciertamente no la paz de este mundo, sino la paz que procede de Jesucristo resucitado, una paz que nos haga integrar todas nuestras dimensiones personales según su voluntad divina para poder amar a Dios con todas esas dimensiones y al prójimo como a uno mismo. La paz que deseamos proviene de la experiencia profunda del amor compasivo del Señor, que nos sana, nos levanta de nuestra postración, nos pone a salvo y nos promueve como hijos muy amados”, dijo durante la homilía en la Santa Misa que celebró desde este recinto.

“Esta paz que nuestro país necesita y que cada familia y comunidad pide al Señor con la confianza de ser escuchados. Esta paz social que sea reflejo del progreso de nuestra patria por caminos de justicia, de verdad y de reconciliación. La paz que, como Jesús nos ha advertido, pide una ‘guerra’ interior que purifique nuestras aspiraciones y las haga ser solidarias del bien común, una paz que pide el combate interior en que el bien que deseamos supere la tentación del mal al que nos vemos propensos por nuestro egoísmo desordenado”, profundizó.

Asimismo, pidió a la Guadalupana que brinde su cobijo a quienes lo necesiten y que motive entre los mexicanos la justicia, verdad y reconciliación, ante la ola de violencia e inseguridad que impera en México, la cual ha recaído incluso en la muerte de sacerdotes.

“Estamos haciendo esta oración por la justicia, la verdad y la reconciliación. Pedirle a la Virgen que nos tome en sus manos, que sea ella la que nos abrace y nos llene de entusiasmo, de confianza, para seguir adelante”, mencionó.

Entre sus intenciones a la Virgen se encontró que permanezca intacta la vocación de los religiosos que integran la Diócesis de Saltillo y de todos quienes participan activamente dentro de esta institución.

“Siempre es el bien total, el bien integral de toda nuestra gente, de sacerdotes, de seminaristas, de vida consagrada y de todos los laicos que participan activamente en nuestra Iglesia, que tengamos ese entusiasmo y esa generosidad para seguir ofreciendo nuestra vida”, remarcó.

“Nos sentimos bienvenidos en la Casita Sagrada de nuestra familia. Contemplamos la tilma y nos sentimos recibidos con cariño materno por nuestra Madre, nos sentimos en el cuenco de sus brazos, en su regazo espiritual. Contemplamos a Cristo crucificado y vemos en Él a nuestro hermano y amigo, buen samaritano que nos auxilia continuamente con su compasión. Nos vemos unos a otros, familia de Dios que peregrina en Saltillo, nos reconocemos como hermanos de las diferentes comunidades y sentimos el abrazo de nuestro Padre Dios”. (OMAR SOTO / EL HERALDO)