A LA BÁSCULA

Crónica de una tragedia anunciada 

No creo que en toda la administración municipal de Torreón, no exista alguien que tenga -además de un milímetro de cordura-, la honestidad y el valor de plantearle al alcalde Jorge Zermeño Infante, que desde hace un buen tiempo se han rebasado los límites de la tolerancia respecto de lo que ha venido ocurriendo con los elementos de la Dirección de Vialidad y su director, Pedro Luis Bernal, en el trato y relación con los ciudadanos.

Así como que aunque fuera por mera curiosidad, alguien se asomara a analizar detenida y transparentemente qué está pasando que en un periodo muy corto se han venido registrando agresiones físicas de ida y vuelta entre agentes y ciudadanos que habrían sido detenidos por -suponiendo que esta parte sea cierta-, haber violado algún artículo establecido en el reglamento de tránsito.

Aunque sea por eso, por mera curiosidad, preguntarse qué es lo que detona que de un lado o de otro se generen agresiones físicas. Por mera curiosidad preguntarse ¿oiga qué está pasando que esto se nos está convirtiendo en el pan de cada día? Lo cual no es normal, no podemos permitir que se normalice.

Aunque las agresiones han sido ‘de ida y vuelta’, son los agentes quienes llevan la delantera estadísticamente, al menos en los casos que se han difundido a través de las redes sociales. Pero no es sólo eso, sino que tienen una enorme ventaja que los automovilistas no lograrán alcanzar nunca: portan un uniforme oficial lo que los convierte en representantes de una autoridad, aunque eso podría en un momento dado si se actuara con justica, volverse en su contra; los delitos cometidos por una autoridad sobre un ciudadano tienen un mayor agravante y por tanto alcanzan penalidades mayores.

Apenas a inicios de la semana se hizo viral el caso –enésimo- de un elemento de vialidad que le propinó una cachetada a una mujer mayor, pero lo que sí parece superar todo lo imaginable, es lo que se registró cerca de la media noche del miércoles en el bulevar Torreón –Matamoros, en el que un automovilista habría sido arrollado por los patrulleros que instantes antes le habrían levantado una infracción por la falta de una luz trasera en su vehículo.

Según los uniformados el ciudadano no habría aceptado la infracción, por lo que la colocaron la boleta en el parabrisas de su vehículo, y cuando los agentes abordaron la patrulla, aquél se lanzó contra la unidad ¿usted les cree? La contraparte argumentó que los agentes al darse cuenta que los estaba grabando con su celular, le echaron la patrulla encima ¿Es más creíble esta versión? Saque usted sus propias conclusiones.

El hecho es que una semana si, y la otra también, se han venido repitiendo actos de violencia física en la que se ven involucrados agentes de vialidad sin que nadie haga algo por frenarlo. A lo más que hemos llegado es a que se suspendiera 15 días sin goce de sueldo al agente que se ve que le propina una cachetada al conductor que sentado en el asiento del conductor, discute con un segundo agente.

En una anterior entrega lo dije y lo voy a repetir hasta el cansancio las veces que sea necesario hacerlo: Que si alguien desde la parte más alta de la administración, empezando claro por el alcalde, no le pone un remedio a esta problemática, pronto, muy pronto, podríamos estar hablando de una tragedia.

No pretendemos ser aves de mal agüero, agoreros del desastre, adivinos ni oraculeros, pero todo en esta vida es causa y efecto, las causas se están repitiendo con mayor frecuencia y con mayor índice de gravedad en cada ocasión, por lo que uno espera que en alguien de la administración reine la cordura y pueda poner solución a esta situación, antes que un automovilista cegado por los influjos del alcohol o alguna droga, o algún agente envalentonado porque sus jefes les han permitido todo, puedan terminar con la vida de un ser humano.

Las alarmas y los focos amarillos se han activado desde hace un buen tiempo. Ojalá se le dé una solución pronta a este enfermizo y negativo fenómeno. No quisiéramos al tiempo tener que decir: Se los dije.

Que no se convierta ésta en una crónica de una tragedia anunciada.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba