Desde tiempos memorables el hombre está en la búsqueda de la felicidad, el amor y la realización de sus capacidades entre otras cosas, ¡ah! Lo olvidaba, también busca pertenecer y poseer un sentido de identidad, ya lo decía el filósofo griego Sócrates: la felicidad es el fin de todo ser humano, que se logra a través de la virtud y el conocimiento del bien. Aquí es donde juega un papel fundamental la religión y la espiritualidad, pero hay que estar atentos, aunque ambas se relacionan, apuntan a diferentes caminos. La Religión es una institución, la Real Academia Española, la define como: Conjunto de creencias acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. En cambio, la espiritualidad la define en esta misma fuente como: Naturaleza y condición de espiritual, es decir, que pertenece al espíritu, aquel ser material y dotado de razón, es decir, el carácter íntimo, la esencia o sustancia de algo.
Afortunadamente en la actualidad la mayoría de los habitantes de este planeta, podemos decidir que religión practicar, contamos con la libertad de culto, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el artículo 18 dice: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en lo público como en lo privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”. Los mexicanos gozamos de ese derecho, en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 24 señala: “Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley”. Tenemos el poder de elegir cualquier religión o creencia, siempre y cuando no exista ninguna infracción a la ley.
Existen muy variadas diferencias entre ser religioso o espiritual. Cuando optamos por ser religiosos, implica ir una institución, llevar a cabo las prácticas y rituales, como misas, oraciones, ceremonias, es decir, hay códigos y directrices, algunas religiones son politeístas o monoteístas. Las personas siguen lo que dictan las leyes escritas como: Toráh, Biblia, Corán, Vedas, Sutras y Tipitaka, estas leyes te dictan lo que está bien y lo que está mal, lo que es verdad y lo qué no lo es. Lo religioso tiene que ver con normas, si no las llevas a cabo esta presente la idea del juicio y el pecado, si no obedeces corres el peligro de irte al infierno, a las sombras.
La espiritualidad, se centra en expresar y materializar la vida interior, comportarse de acuerdo con los valores y sentimientos, ser coherentes en el pensamiento, en nuestras acciones y en nuestro hablar, en una palabra, ser auténticos, no porque lo diga una institución o un libro sagrado sino porque así es considerado para los que practican la espiritualidad, forma parte de un proceso interior de autodescubrimiento y transformación en todos los sentidos, desde las creencias hasta como se percibe la realidad.
Ser religioso o espiritual no son malos caminos, siempre y cuando se hagan de manera adecuada, recuerdo un refrán popular que describe lo que señalo: “A Dios rogando y con el mazo dando”, o “el hábito no hace al monje”, en lo personal me agrada este: “Ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio”, la mejor acción que puede tener una persona es ser auténtica, porque la religión nos enseña a cómo vivir, de acuerdo a una moral, y la espiritualidad nos dice como dar lo mejor de nosotros, en cualquier situación, la religión mira hacia las experiencias externas, como ir a misa, seguir rituales, y la espiritualidad pone énfasis en lo interior, comprenderlo. Ya lo decía Sócrates: “Desciende de las profundidades de ti mismo, y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con la buena conducta”, en otras palabras, en la conexión con lo divino, la buena noticia es que ambas se pueden complementar, entonces que le gustaría más ¿Ser una persona religiosa, espiritual o ambas?