Por Christina Bachmann
Hay momentos bajos en los que uno solo desea esconder la cabeza bajo la manta y no salir de la cama. Sin embargo, este tipo se sentimientos suelen desaparecer rápido. Cuando hay una depresión, esta se manifiesta a través de varios síntomas, no sólo uno, que duran de forma permanente al menos durante dos semanas. Por eso, es importante saber que quien se siente todo el tiempo alicaído, sin ganas y agotado, duerme mal, no tiene hambre o no puede concentrarse probablemente haya desarrollado una depresión.
Uno de los principales malentendidos en relación a la depresión es pensar que se debe a un motivo en particular. Ser depresivo o no depende más bien de una inclinación. Es decir: hay personas que atraviesan varias frustraciones y así y todo no son depresivas. En el caso de otras uno se pregunta: «¿Cómo es posible que esta persona tan sana, exitosa, que tiene una buena pareja, sea depresiva?». Por eso, es muy importante saber que puede afectar a cualquiera y no sólo a quienes al parecer tienen motivos para ello.
Si se tiene esta predisposición nunca se está a salvo de caer en una depresión. Sin embargo, se puede minimizar el riesgo estando atento a uno mismo. Si se percibe que se está sobrepasado, lo mejor es ser sincero con uno mismo y decirse: «Creo que es hora de bajar un poco el ritmo».
La depresión nunca tiene una sola causa. La mayoría de las veces se carga con una mochila desde hace tiempo. Una mochila que se hace cada vez más pesada. Para seguir con esta imagen: hay personas que pueden cargar una mochila con 20 o 30 kilos. Pero si se añade un kilo más, se vienen abajo. Por eso es imprescindible tener tiempo para uno: hacer deporte, leer, ir al cine, distraerse.
Otra clave es el manejo del estrés. Quien tiene tendencia a la depresión debe intentar evitar el estrés excesivo y decirse: «Llego hasta aquí y más no. Si sigo en esta senda no es bueno para mí».
Mantener cierto balance es importante no sólo para las personas con depresión, sino para todas las personas en general. ¿Qué quiero? ¿Qué puedo? ¿Y qué hago? En vez de autoexigirse con objetivos desmedidos, es bueno aprender a poner límites y decir que no. Incluso alguien que suele tener depresiones puede reducir de esta forma el riesgo de sufrirlas.
Por extraño que suene, tampoco ayuda dormir demasiado, ya que esto genera un círculo vicioso: las personas se sienten agotadas y cansadas, se van a dormir temprano, se despiertan por la mañana pero no se sienten descansadas. Por eso, en situaciones de depresión se recomienda no dormir demasiado. Lo ideal es no dormir más de ocho horas y tampoco tirarse en la cama durante el día.
Por último, es indispensable reaccionar rápido cuando hay una depresión. Solo no se sale. Por eso, hay que buscar ayuda de un psicólogo o psiquiatra cuanto antes. (DPA)
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