Ciudad de México.- La Vitamina D sirve para tener dientes y huesos sanos, y es por muchos conocido que basta con exponerse al Sol para conseguirla. ¿Cierto?
Pero si esto es así, ¿a qué se debe que, en regiones soleadas, como en varios sitios de México y el mundo, las personas padezcan deficiencia de este nutriente? El caso es que la realidad no es tan simple como lo que hasta ahora parecía bien sabido por la mayoría.
«No todo está claro con la Vitamina D, a pesar de que tiene años de estarse utilizando», resalta en videoentrevista el médico endocrinólogo Juan Carlos López Alvarenga, académico de la Universidad de Texas de El Valle del Río Grande (UTRGV, por sus siglas en inglés).
«Hoy hay un replanteamiento de la Vitamina D, de incluso dejar de llamarle así pues eso limita a pensar que es una vitamina como las demás, cuando es un ente, un individuo completamente diferente. Como si fuera un ganso en medio de los patos; es el patito feo», ilustra el experto de origen salvadoreño, pero naturalizado mexicano.
Lo correcto, de entrada, es referir como una hormona o neuroesteroide esto que hace un par de siglos se encontró en el aceite de hígado de bacalao, con propiedades para prevenir el raquitismo, señala López Alvarenga, exdirector de Investigación del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga.
Eventualmente, se descubrió su relación en procesos del organismo como la fijación del calcio, y que podía sintetizarse a partir de la exposición a los rayos ultravioleta. De ahí la distinción con el resto de vitaminas, que no son producidas en el cuerpo, sino que se adquieren a través de la alimentación.
«La controversia viene, precisamente, porque en países soleados debería haber suficiente cantidad de Vitamina D por el Sol, y eso no está ocurriendo», refrenda el endocrinólogo de la UTRGV.
La respuesta a ello podría estar en los datos que algunas investigaciones han arrojado, como aquellas donde se asocia tal déficit en personas con obesidad; es decir, en los que se ha observado que, a más aumento de peso, los niveles de Vitamina D en la sangre tienden a ser menores.
«Surgen varias hipótesis, de las cuales no se ha demostrado que alguna explique todo el fenómeno. Más bien parecería que cada persona puede tener deficiencia de Vitamina D de acuerdo con las circunstancias en que está viviendo», estima López Alvarenga.
«Por ejemplo, se piensa que el exceso de grasa atrapa la Vitamina D, la captura; de tal manera que hay gente que no es que tenga deficiencia, sino que simplemente se esconde en el tejido graso. Otras personas lo que piensan es que la formación de Vitamina D a nivel hepático se ve alterada, y por eso estaría baja en sangre», agrega el especialista.
Ahora, que este nutriente contribuya a la salud de huesos y dientes es ya también una visión reduccionista, en tanto se ha observado que sus efectos van a variar dependiendo del tejido u órgano, y también dentro y fuera del núcleo de las células.
Por ello esta recomendación de consumir suficiente Vitamina D durante la pandemia de Covid-19, cuando varios estudios por el mundo identificaron desde el principio que aquellas personas con los cuadros más severos y desenlaces mortales presentaban deficiencia del nutriente; «tiene que ver con el efecto que tiene la Vitamina D como regulador de la inmunidad celular», apunta López Alvarenga.
«A partir del Covid hay un resurgimiento de investigación para entender qué pasa con la Vitamina D. De las cosas interesantes está, por ejemplo, la demencia», prosigue el experto, quien ha realizado estudios en los que se aprecia que la memoria es mejor entre quienes presentan niveles apropiados de esta hormona.
Si bien la norma actual apunta a que dicho nivel apropiado ronda los 30 nanogramos de Vitamina D por mililitro de sangre, y todo lo que esté por debajo se consideraría deficiencia, lo cierto es que eso es algo que también habrá de cambiar, de ser algo mucho más preciso e individualizado, conforme avance la medicina personalizada.
Mientras eso sucede, la recomendación de López Alvarenga es que, antes de correr a comprar algún suplemento, lo ideal es evaluar el estado de salud de cada uno. Y es que también un exceso de Vitamina D puede ser contraproducente a nivel renal.
«En presencia de condiciones como obesidad, diabetes, infecciones recurrentes, personas mayores con problemas de cognición, ésa es la gente que sí hay que tomarles exámenes (de nivel de Vitamina D), y que les va a dar mucho beneficio tomar un suplemento», destaca el endocrinólogo.
¿Y el skincare?
Dentro de este complejo entramado sobre las funciones y cantidades variantes de la Vitamina D en el organismo, ¿la falta de exposición al Sol y uso de protectores solares, con la tendencia al alza del llamado skincare, estaría contribuyendo a que haya déficit?
Al respecto, López Alvarenga habla de un estudio que realizaron en Reynosa, Tamaulipas, donde también es académico de la Universidad México Americana del Norte, con 200 personas a las que checaron sus niveles de Vitamina D en la sangre, y les realizaron un cuestionario para conocer qué tanto se exponían al Sol.
«Lo que observamos fue que no hubo ninguna relación. Lo cual rompe el paradigma de si (influye que) me estoy asoleando o no», comparte el endocrinólogo.
¿Usar diariamente protectores solares podría relacionarse con déficit de Vitamina D?
Nosotros no lo hemos encontrado. Otros estudios en Europa y en Estados Unidos tampoco.
De todo esto, el experto llama a no dejar de cuidarse, pues una sobreexposición a la radiación ultravioleta puede derivar en cáncer de piel, pero sin evitar por completo esto que resulta necesario para la formación de Vitamina D.
«Sí hay que protegerse del Sol en exceso porque provoca cáncer de piel, envejecimiento también. Pero si no me expongo al Sol en una cantidad leve, moderada, tampoco produzco Vitamina D.
«Entonces, estoy llegando a la conclusión, pero todavía tengo que demostrarlo, de que 20 minutos de exposición de 20 por ciento del cuerpo tal vez sea suficiente para producir la Vitamina D», sugiere, trayendo a cuenta también la importancia de una alimentación completa y de factores como la actividad física.
«Hoy me queda claro que (el déficit) tiene relación con aspectos sociales también, y eso rompe completamente otros conceptos que teníamos».
Conózcalo
Dr. Juan Carlos López Alvarenga
– Profesor Asociado en la División de Salud Poblacional y Bioestadística de la Facultad de Medicina de la University of Texas Rio Grande Valley (UTRGV) en Edinburg, Texas.
– Profesor Investigador Adjunto de la Universidad México Americana del Norte en Reynosa, Tamaulipas.
– Maestría y doctorado en Ciencias Médicas por la UNAM y especialidad en Estadística Aplicada del Instituto de Investigación Matemática y Sistemas Computacionales (IIMAS) de la UNAM.
– Fue director de Investigación del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga.
– Ha realizado estudios de investigación en colaboración con UAT, IMSS, Hospital General de México, y otras 10 instituciones nacionales.
Investigación al servicio de la piel
Dado el auge del skincare, en la farmacia y droguería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) les solicitaban hacer algo para el cuidado de la piel.
De ahí surgió la línea de productos como jabones faciales, sérums, crema para contorno de ojos y bálsamo labial, que buscando ser lo más natural posible están hechos con aloe vera, avena, caléndula aceite de jojoba, entre otros ingredientes.
«Es lo más natural que se puede hacer. No hay un producto que te va a decir: ‘Es 100 por ciento natural y no tienen ningún químico’, pero es lo más natural que se puede», cuenta en entrevista telefónica el químico farmacéutico biólogo Andrés Vilchis, gerente administrativo y responsable sanitario de FarmaUAQ.
«Podríamos meter conservadores químicos, y que duren 20 años, pero la verdad es que no es lo que buscamos, no es la visión que tenemos para los productos de farmacia», agrega. «La ventaja de estos productos es que están realizados con la menor cantidad de componentes para evitar reacciones alérgicas u otras reacciones adversas».
Ya en un lanzamiento anterior, comparte Vilchis, hicieron una crema que funciona como pantalla solar, con una base hecha a partir de aceite de coco, manteca de karité, aceite de jojoba y óxido de zinc, que es lo que provee la función de cuidado de la piel al reflejar la radiación ultravioleta.
«Teníamos formulaciones base en las que nos apoyamos. Vimos lo que más nos podría funcionar, y cómo podríamos disminuir el número de ingredientes. Si tú a un protector solar le pones dióxido de titanio, lo haces a lo mejor un poquito más potente, pero también a la vez más pesado.
«Llegamos a la conclusión de que la parte más importante era qué es lo que me va a dar el efecto de pantalla solar, entonces mi principio va a ser el óxido de zinc», relata Vilchis sobre la crema que, a diferencia de protectores solares comerciales, no tiene conservadores químicos. «Todos esos componentes te pueden potencializar una reacción adversa».
Por el momento, los diferentes productos de esta línea sólo están disponibles directamente en el Centro Universitario ubicado en Santiago de Querétaro. (AGENCIA REFORMA)
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