CÁPSULAS SARAPERAS

Pancho “La Gallina”

En esta ocasión te platico la historia de un Saltillense por adopción, quien logró ser un icono de la danza de los matachines, me refiero a Don Francisco Gámez Cardona, mejor conocido como Pancho “La Gallina”.

Francisco Gámez nació en la localidad de los Landeros, del vecino municipio de Ramos Arizpe, el día 3 de diciembre de 1923. Cuarto hijo del matrimonio formado por Doña Rosa Cardona y Don Santana Gámez. Siendo un niño la familia completa migró a Saltillo, para ser vecinos del Barrio del Ojo de Agua. De hecho, hasta estos días la familia descendiente de Pancho, viven sobre la calle de Constitución, ahí donde nace el arroyo de la Tórtola.

Al llegar a Saltillo, al Barrio del Ojo de Agua, se encontró con la danza de los matachines, con ese bailable que los tlaxcaltecas trajeron cuando fundaron el Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala. Seguramente al escuchar el golpeteo de las sandalias, el sonido de los cascabeles, mientras admiraba al viejo de la danza y veía los latigazos, entre las notas del violín, Pancho “La Gallina” supo que su vida era precisamente la danza de los matachines.

Desde muy joven fue popular en el barrio, líder nato, incluso tenía una habilidad de organizar a las personas, pues, antes de ser el líder de la danza de los matachines, ya había organizado a los jovenzuelos del barrio para formar una pandilla, la cual echaba pleito con las bandas de los barrios de “La Unión”, “Agua Chiquita” y “Águila de Oro”.

Don Carlos Gaytán platica que el apodo de “La Gallina” surgió un día en el cual, la pandilla que lideraba Pancho, se enfrentó con los jóvenes del “Águila de Oro”, los jóvenes del águila resultaron mejores para los golpes, haciendo que Pancho corriera a su casa y se escondiera debajo de la cama, a donde llegó Doña Rosa, su señora madre y le gritó: ¡ándele salga de ahí, no sea gallina”, el grito fue tan fuerte que sus compañeros de banda lo escucharon, siendo el preciso momento en el cual Pancho fue bautizado por su madre como “La Gallina” sobrenombre que ha quedado para la perpetuidad Saltillense.

Pancho “La Gallina” quien fuera, metafóricamente, el embajador de la danza de los matlachines, logró llevar nuestra tradicional danza tanto a Europa, como a los Estados Unidos.

Pero déjeme decirle estimada y estimado Saltillense, que Pancho “La Gallina” además de danzante, era comerciantes de aves, pero no sólo se dedicaba a venderlas, sino también la capturaba. Pero no sólo eso, además fue líder sindical del Sindicato Único de Trabajadores Captores y Expendedores de Aves Canoras y de Ornato de la República Mexicana.

Esta es la historia de un Saltillense por adopción, que logró convertirse en sinónimo de unas de las tradiciones más Saltillenses y eso es algo que vale la pena presumir.

 

 

Autor

Francisco Tobías
Francisco Tobías
Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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