EN EL TINTERO  

El top tres de los peores alcaldes y alcaldesas de Coahuila

Conforme se acercan los cierres de administración en los Ayuntamientos de Coahuila, la evaluación de sus gestiones arroja un penoso “top tres” de alcaldes y alcaldesas cuyo legado se traduce en caos financiero, conflictos laborales y el olvido de las promesas hechas en campaña.

Este vergonzoso listado lo encabezan tres municipios donde las malas decisiones administrativas y la falta de liderazgo marcaron una era de desaciertos. Sin embargo, es la gestión de Tania Flores en Múzquiz la que destaca o, mejor dicho, desentona como el ejemplo más claro de una administración fallida.

 

Tercer lugar: Frontera y Roberto Piña

En el tercer lugar encontramos a Roberto Piña Amaya, alcalde de Frontera. Aunque no dejó adeudos de salarios, su administración estuvo plagada de compromisos incumplidos y obras de calidad cuestionable. Las quejas ciudadanas no fueron pocas, pero comparado con los desastres que lideran este top, Piña podría considerarse el “menos malo”.

 

Segundo lugar: San Juan de Sabinas y “Mayito” López

La medalla de plata en esta competencia de incompetencia va para Mario López, conocido como “Mayito”, de San Juan de Sabinas. Su gestión será recordada por la incapacidad de pagar sueldos, aguinaldos y pensiones a los trabajadores del municipio.

El punto más bajo de su administración fue el embargo de 3 millones de pesos en cuentas municipales, derivado de un fallo del Tribunal de Conciliación y Arbitraje a favor de 200 extrabajadores despedidos injustificadamente.

Historias de maltrato, gritos y desaires a empleados discapacitados pintan un panorama desolador. La falta de planeación y sensibilidad del alcalde transformaron su gestión en un naufragio que afectó no solo a los trabajadores, sino a toda la comunidad.

 

Primer lugar: Múzquiz y Tania Flores, la “Florisa” del desastre

La medalla de oro y deshonroso primer lugar lo ocupa, sin lugar a duda, Tania Flores, alcaldesa de Múzquiz por Morena. Su administración puede ser catalogada como un melodrama digno de “La Rosa de Guadalupe”, donde los protagonistas son el caos financiero, el abuso laboral y la constante victimización de la alcaldesa frente a las cámaras.

Desde el inicio de su mandato en 2022, Flores dejó clara su incapacidad para gobernar. Los despidos injustificados de más de 400 trabajadores, muchos de ellos sin recibir siquiera la última quincena trabajada, marcaron el inicio de una administración que ignoró los derechos laborales.

A lo largo de los años, los conflictos escalaron, culminando en embargos por 3.5 millones de pesos ordenados por el Tribunal Laboral para garantizar el pago a los afectados. Mientras tanto, Flores optaba por culpar al Poder Judicial, al sindicato y a la administración entrante de las consecuencias de sus propias decisiones.

La crisis financiera llegó a su clímax con paros laborales, manifestaciones y la incapacidad de pagar salarios y aguinaldos a los trabajadores municipales, incluida la policía.

En un intento desesperado por lavar su imagen, Tania realizó un espectáculo mediático prometiendo que su hermano, el diputado Tony Flores, donaría el dinero necesario para cubrir los adeudos. Por supuesto, esa promesa nunca se materializó, y fue el gobernador Manolo Jiménez quien tuvo que intervenir para evitar un colapso mayor. Es irónico que quien fuera objeto de constantes críticas por parte de la alcaldesa haya demostrado más liderazgo y empatía hacia los trabajadores de Múzquiz.

En un último acto de desprecio hacia la transparencia y la ciudadanía, Tania Flores hizo un mini informe sin la presencia de liderazgos de su propio partido y obstaculizó la entrega-recepción. Tal vez porque, después de tanto desastre, no hay cuentas claras que rendir ni una gestión digna de ser recordada.

Las administraciones de Piña, López y Flores dejan un amargo sabor de boca en los ciudadanos de Frontera, San Juan de Sabinas y Múzquiz. Sin embargo, el caso de Tania Flores destaca como un ejemplo claro de cómo no se debe gobernar: con soberbia, falta de planeación y un desprecio evidente hacia los derechos laborales. Su mandato no solo dejó un municipio en crisis, sino también una ciudadanía cansada y decepcionada.

El rechazo de los habitantes de Múzquiz quedó claro en las urnas de la última elección local, pues los votantes, conscientes del desastre que fue su administración, optaron por no darle una segunda oportunidad y eligieron a Laura Jiménez, conocida como “La Gachupina”, candidata del PRI, PRD y UDC para la siguiente administración.

Este resultado no es solo un castigo político para Tania Flores, sino una señal de que los ciudadanos están atentos y decididos a no repetir los errores del pasado. Las urnas no solo tienen memoria; son el mejor reflejo del hartazgo y las expectativas de una comunidad que exige gobiernos responsables y comprometidos.

Autor

Jessica Rosales
Jessica Rosales
Reportera desde enero de 2000. Fundadora de la Agencia de Noticias Digital UNIMEDIOS. Actualmente titular del noticiero Capital Noticias 91.3FM en Saltillo y Coordinadora de Contenidos de Capital Media Coahuila. Escribo la columna “En el tintero” que difunde El Heraldo de Saltillo, La Otra Plana y Capital Coahuila.
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