Serán Hemingway y Popeye de dominio público en 2025

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Nueva york, EU.- Obras de grandes autores de la literatura estadounidense, clásicos del jazz de los años 20 y célebres personajes de cómic figuran entre la lista de propiedad intelectual que pasará a ser de dominio público a partir del 1 de enero de 2025.

Este cambio de estatus implica que podrán ser utilizadas y reutilizadas sin necesidad de permiso o pago a los titulares por derechos de autor, al expirar la vigencia de máximo 95 años en Estados Unidos.

Entre los libros cuyos derechos quedarán libres destacan clásicos como El ruido y la furia, considerada la obra maestra del Nobel de Literatura William Faulkner, que narra la decadencia de la prominente familia Compson en el Mississippi natal del autor; una novela que causó sensación tras publicarse y que innovó con una estructura narrativa no lineal.

Adiós a las armas, de Ernest Hemingway, es otro de los libros que entra en la categoría de dominio público. Una novela parcialmente autobiográfica que aborda la historia de un conductor de ambulancia en la Italia de la Primera Guerra Mundial, la cual consolidó el estatus del escritor en el canon literario estadounidense. Se ha adaptado a cine, televisión y radio, algo que ahora se puede hacer sin permiso.

Del Nobel de Literatura John Steinbeck, entrará en el dominio público su primera novela, La taza de oro, publicada en 1929, donde se adentra en las andanzas del famoso pirata Henry Morgan en un relato anclado en hechos históricos.

Una habitación propia, el ensayo que la escritora británica Virginia Woolf publicó en 1929 y que se convertiría a la postre en manifiesto del movimiento feminista destaca también en la lista, donde ya se encontraba su novela La señora Dalloway.

Clásicos infantiles

Popeye el Marino en su primera versión y Tintín pasarán al dominio público a partir de 2025 en Estados Unidos.

Popeye el Marino, con sus gruesos antebrazos, su peculiar manera de hablar y su propensión a las peleas, fue creado por E.C. Segar y apareció por primera vez en la tira de periódico Thimble Theater en 1929, diciendo sus primeras palabras: “¿crees que soy un vaquero?” cuando le preguntaron si era marinero. Lo que se suponía que era una aparición única se volvió permanente, y la tira sería renombrada como Popeye.

Pero al igual que con Mickey Mouse el año pasado y Winnie the Pooh en 2022, solo la versión más antigua es libre para reutilizar. La espinaca que le dio al marinero su superfuerza no estaba desde el principio y es el tipo de elemento del personaje que podría generar disputas legales. Y los cortos animados que presentan su distintiva voz balbuceante no comenzaron hasta 1933 y siguen bajo derechos de autor. Lo mismo ocurre con la película de 1980 del director Robert Altman, protagonizada por Robin Williams como Popeye y Shelley Duvall como su novia frecuentemente disputada, Olivia.

Esa película fue recibida con poco entusiasmo en un principio. Lo mismo ocurrió con Las aventuras de Tintín, de Steven Spielberg en 2011. Pero los cómics sobre el joven reportero que los inspiró, creación del artista belga Hergé, estuvieron entre los más populares en Europa durante gran parte del siglo 20.

El joven, dibujado de forma sencilla con puntos por ojos y un flequillo como una ola del océano, apareció por primera vez en un suplemento del periódico belga Le Vingtième Siècle, y se convirtió en un personaje semanal.

El cómic también apareció por primera vez en Estados Unidos en 1929. Sus colores brillantes característicos, incluido el cabello pelirrojo de Tintín, no aparecieron hasta años después y podrían, como la espinaca de Popeye, ser objeto de disputas legales.

Y en gran parte del mundo, Tintín no se convertirá en propiedad pública hasta 70 años después de la muerte de su creador en 1983.

Después de que Steamboat Willie hiciera público al Mickey Mouse más temprano, una docena más de sus animaciones obtendrán el mismo estatus, incluyendo el cortometraje The Karnival Kid, donde habló por primera vez.

Noveles leyendas del cine

Las primeras obras de maestros del celuloide, en sus versiones del cine sonoro temprano, quedarán también libres de derechos.

Una década antes de que se mudara a Hollywood e hiciera películas como Psicosis y Vértigo, Alfred Hitchcock hizo Blackmail en Reino Unido. La película comenzó como muda pero cambió a sonora durante la producción, resultando en dos versiones diferentes, una de ellas la primera película sonora de Reino Unido y de Hitchcock.

John Ford, cuyos westerns posteriores lo colocarían entre los directores de cine más venerados, también hizo su primera incursión en el sonido con The Black Watch de 1929 (traducida como Shari la hechicera en algunos países hispanohablantes), una aventura épica que incluye al futuro colaborador principal de Ford, John Wayne, como un joven extra.

Cecil B. DeMille, que ya era un magnate de Hollywood gracias a las películas mudas, hizo su primera cinta sonora con el melodrama Dinamita.

Groucho, Harpo y los otros hermanos Marx tuvieron sus primeros roles protagónicos en el cine en The Cocoanuts de 1929, precursor de futuros clásicos como Animal Crackers y Duck Soup.

La melodía de Broadway, la primera película sonora y la segunda película en ganar el Oscar al mejor filme, conocida en ese momento como «producción destacada», también se hará pública, aunque a menudo se clasifica entre los peores ganadores de mejor película.

La música de los años 20

Las canciones del último año de los locos años 20 también están a punto de convertirse en propiedad pública.

Las composiciones de Cole Porter What Is This Thing Called Love? y Tiptoe Through the Tulips están entre los temas destacados al igual que el clásico de jazz Ain’t Misbehavin, escrito por Fats Waller y Harry Brooks.

Singin’in the Rain, que más tarde quedaría asociada para siempre con la película de Gene Kelly de 1952, hizo su debut en la película de 1929 The Hollywood Revue y ahora será de dominio público.

Diferentes leyes regulan las grabaciones sonoras, y las que recién entran en el dominio público datan de 1924. Incluyen una grabación de Nobody Knows the Trouble I’ve Seen de la futura estrella e ícono de los derechos civiles Marian Anderson, y Rhapsody in Blue, interpretada por su compositor George Gershwin. (AGENCIA REFORMA Y AP)

 

 

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