Ni los húngaros se atrevieron a tanto
El autoritarismo morenista no tiene antecedentes en la historia del autoritarismo moderno. Al menos, no lo tiene en democracias liberales donde llegaron autócratas al poder y terminaron por someter al poder judicial. Porque la reforma judicial que plantea Morena no solo es políticamente autoritaria, sino también promete caos económico y agitación social.
Hay tres casos actuales paradigmáticos, donde democracias liberales fueron arruinadas por autócratas que subordinaron al poder judicial. El primero es Polonia, donde la extrema derecha no obtuvo las mayorías constitucionales necesarias, y acudió a medios extra-constitucionales para hacerlo. El segundo es Hungría, donde la extrema derecha obtuvo las mayorías constitucionales necesarias, y recurrió a mecanismos legales para hacerlo. Y el tercero es Bolivia, donde la extrema izquierda obtuvo las mayorías constitucionales necesarias, e instauró la votación popular de juzgadores, que resultaron afines al gobierno.
La propuesta de reforma judicial de López Obrador, que está siguiendo al pie de la letra la presidenta Claudia Sheinbaum, es mucho peor. Tan peor, que no tiene antecedente alguno en la historia del país ni de la democracia liberal misma. Porque Morena no solo se propuso someter a la cabeza del poder judicial (como en Polonia y Hungría), o elegir por voto popular a todo el poder judicial (como en Bolivia), sino se propuso todo lo anterior con el agregado de las campañas políticas. En Hungría contemplaron elegir a jueces y magistrados, pero vieron el caos y decidieron solo someter a la Suprema Corte; y en Bolivia no hay campañas políticas de parte de juzgadores, ya que solo se vota por ellos. Aquí, en México, fue la enchilada completa y, además, ¡los candidatos tendrán que pagar las campañas con su propio dinero!
En un contexto de autoritarismo político, pero también de sinrazón política, llega la decisión salomónica. El ministro Juan Luis González Alcántara propone elegir por voto popular solo a ministros de la Suprema Corte, magistrados del Tribunal Electoral y magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, dejando intactos a jueces y magistrados locales y federales. No es una decisión jurídica, sino política, en un país con decreciente estado de derecho y creciente autoritarismo político. La solución del ministro González Alcántara significa entregar la cabeza del poder judicial para dejar intacto el cuerpo de uno de los poderes de la unión. Sin embargo, aquellos que creen que Claudia Sheinbaum y Morena acabarán negociando y cediendo siguen sin comprender la naturaleza política de la presidenta y el morenismo.
Ante la decapitación del régimen político mexicano, Claudia Sheinbaum y Morena ignoran la lección del famoso cuento de Washington Irving, “La Leyenda de Sleepy Hollow”: cuidado con convertirse en sus propios cazadores. Ante el caos venidero, su reforma los cazará. De paso, al país también.
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Autor
- Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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