Una de las pruebas más fuertes por las que pasamos se da cuando llega el momento de soltar. Ya sea porque una situación ya no funciona, o porque una persona ya no contribuye en nuestras vidas; soltar un trabajo o una etapa de la vida, o soltar a alguien que ya partió de este mundo.
Soltar duele, duele hasta las fibras más profundas de nuestra existencia, sobre todo cuando aquello que requerimos soltar significaba algo muy grande para nosotros, o constituía un pilar sobre el cual construimos nuestros anhelos, nuestro futuro o nuestra estabilidad.
Y cuesta…cuesta demasiado tratar de aceptar y abrazar el vacío que produce la ausencia de aquello que ya no estará más con nosotros, dejando a su paso un vacío tan grande y tan profundo, como un pozo sin fondo.
Muchas veces, a ese dolor se adhiere la nostalgia del eco de las experiencias que construimos, y el anhelo de aquello que nos permitía construir un futuro lleno de seguridad, y que, al partir, deja descubierta una verdad: que ahora nos corresponde únicamente a nosotros convertirnos en nuestra propia zona segura.
Cada pérdida, de manera muy velada, nos trae un mensaje poderoso: que somos suficientes y que somos capaces de salir adelante de cualquier situación. Nos va a costar un esfuerzo e incluso en ocasiones una prueba de fé, pero de que vamos a poder, vamos a poder.
Lamentarnos por la ausencia de ese bien, de esa persona, es absolutamente normal y parte del proceso de duelo; pero si decidimos permanecer ahí por más tiempo del necesario, provocará que paguemos un alto precio: el de ausentarnos de lo que nos ofrece el momento presente por miedo a que aquello que significaba mucho para nosotros se desvanezca en las sombras del olvido…
Aunque parezca prácticamente imposible, algún día volveremos a sonreír. Podremos nuevamente abrazar la vida plenamente y disfrutarla, y para eso es indispensable echar mano de una compañera constante en el camino, y esa es: la gratitud.
Agradecer lo vivido, lo disfrutado, lo construido…Agradecer por haber tenido el privilegio de disfrutar el tiempo que eso que apreciamos tanto lo tuvimos con nosotros, cambiándolo por el lamento del tiempo en el que ya no estará más. Fuimos muy afortunados en poder tener la bendición de la compañía, del éxito, del esfuerzo compartido, y como regalo de amor y de honra hacia lo que un día fue, podremos construir algo que signifique un homenaje de gratitud hacia eso que tuvimos la fortuna de disfrutar.
La gratitud nos brinda la capacidad de generar una nueva realidad en la que, gracias a lo aprendido en el camino, podremos volver a comenzar, a construir algo nuevo que nos siga contribuyendo y generando valor, gracias a las experiencias de lo que disfrutamos en el pasado y que ahora son testigos de que, si lo pudimos generar una vez, lo podremos hacer nuevamente; tal vez no igual, tal vez no con las mismas personas, pero sí con los mismos resultados.Entonces, nos daremos cuenta de que si lloramos por haber perdido el Sol, las lágrimas nos impedirán ver las estrellas. ¡Y la vida, Dios, quieren que seas feliz! Que ese firmamento lleno de magia vuelve a inundar tu vida, con la radiante potencia de millones de Soles que alumbren tu vida nuevamente.
Entonces, no te pierdas en el dolor, vuelve a ti. ¿Acaso no existe un dolor más grande que el perderte a ti mismo tratando de aferrarte o sostener una parte que ya no existe, que ya no funciona más?
Aprovecha este momento de reflexión para recuperarte a tí mismo. Y date la oportunidad de hacer todo aquello que, tal vez, tuviste que dejar o posponer para darle prioridad a construir lo que tuviste. Y, quizá, este cambio pueda representar la oportunidad de recuperar todas esas partes que fuiste cediendo en el camino, para comenzar a amarte a ti mismo de otra manera, en tu nueva versión, y volver a sentirte completo.
El dolor es parte de la vida, pero no está ahí para quebrarte, sino para mostrarte de qué estás hecho; para mostrarte tu valor y una nueva manera de disfrutar tu grandiosa vida. Porque llegaste a esta vida a ser feliz, pleno y brillar más allá de lo que imaginas. Entonces, te invito a que vuelvas a recuperar el rumbo y a que generes un nuevo sentido. Y si lo necesitas, estoy aquí para apoyarte. Coaching es una herramienta que te permitirá recuperar y reconstruir tu futuro y esa vida grandiosa que te mereces disfrutar.
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