Guadalajara, Jalisco.- Cuando pensamos en víctimas de acoso en Internet, automáticamente imaginamos a una mujer, pero cada vez más hombres son las víctimas. “Jorge” y “Omar” compartieron su experiencia.
En el caso del primero, él pudo identificar a su agresora y, a pesar de que ella fue declarada culpable en un proceso penal, el afectado aún no se recupera del daño.
“Jorge” cuenta que en febrero de 2022 tenía unos meses de haber terminado su relación de dos años con “Mariana”, cuando publicó una historia en Instagram, en la que aparecía con “Pamela”, su nueva novia.
“’Mariana’ comenzó a crear cuentas falsas para difundir rumores sobre mí. Decía que había engañado a mi pareja y que era un psicópata. Al inicio pensé que sólo eran celos, pero pronto se convirtió en algo más”, relató.
El señalado, quien era profesor de una escuela privada, explicó que “Mariana” empezó a escribir también a sus jefes diciéndoles cosas negativas; incluso entre sus alumnos se encargó de difundir rumores.
Esto terminó afectando a “Jorge” y acabó con su relación con “Pamela”. Finalmente, él tuvo un colapso emocional y renunció a su empleo.
Su familia lo convenció de denunciar a “Mariana” y, aunque la justicia estuvo de su lado, para él no fue suficiente.
“Yo siento que aprendió su lección porque no fue nada agradable verse confrontada y metida en un problema real, pero incluso con el dinero que me tuvo que dar no salda el dolor que me causó”, lamentó.
En el caso de “Omar”, él hizo una publicación criticando algunos aspectos del feminismo.
“Una usuaria comenzó a atacarme. Me acusaba de ser un maltratador, un acosador y un mujeriego. Decía que había engañado a mi pareja y que era un peligro para las mujeres. Me sentí confundido, me preguntaba quién podía ver eso”, relató.
Igual que en el caso de “Jorge”, el acoso a “Omar” escaló rápidamente.
“El acoso se extendió a mi vida real. Mi jefe me llamó para hablar sobre los mensajes, ya que algunos clientes habían visto los tuits y estaban preocupados por mi reputación. Me pidieron que cerrara mi cuenta de Twitter. Mi novia igual, ya desconfiaba de mí. Yo no entendía por qué de pronto una mujer que yo no conocía tenía el poder de manejar mi vida”, aseveró.
“Omar” intentó denunciar a su acosadora, pero ante la imposibilidad de conocer su identidad poco pudo hacer.
Algo que advierte Ramón Becerra Reynoso, experto en Seguridad Informática y perito en Informática Forense, es que el anonimato que nos ofrece el Internet, muchas veces lo convierte en un espacio seguro para este tipo de conductas.
“Es como en la vida cotidiana, en algunos espacios el contexto te permite desinhibirte de ciertas cosas que no harías en otros; así en Internet, el ser anónimo, te permite construir otra personalidad”, explica. (AGENCIA REFORMA)
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