CARTA A MARIANA RODRÍGUEZ

Sra. Mariana Rodríguez Cantú.

Presente. –

Hola soy Francisco Tobías y quiero decirle que con gran asombro escuché el calificativo que le dio a mi hermosa ciudad de Saltillo. Supongo que tal vez en su visita no tuvo la oportunidad de almorzar en los Pioneros. También estoy seguro de que hubiera disfrutado un delicioso desayuno en el restaurante “Villa de Santiago”, en el mismo lugar donde dicen que mi general Francisco Villa se cenó un león, en ese mismo espacio que hizo las funciones de Palacio Nacional cuando el presidente Juárez y su comitiva estuvieron en esta hermosa ciudad. Oiga, por cierto, el Benemérito de las Américas reconoció el patriotismo, su apoyo a la causa republicana y sobre todo la anfitriona de los Saltillenses. O tal vez hubiera ido a almorzar unos deliciosos huevos al estilo “Pancho la Gallina”, en la Casa Vieja, lugar donde dice la leyenda que Mónico fue desaparecido por las brujas y lechuzas.

Ya estando allá arriba, cerquita, muy cerquita del Ojo de Agua, hubiera tomado agua de ese venero, lugar en el cual se presume tuvo origen la fundación de la Villa de Santiago del Saltillo y después a muchas ciudades más, como Monterrey.

Qué raro que en su visita a Saltillo no fue a alguno de los museos que tenemos, como el de las Aves, recinto que es reconocido a nivel mundial por mostrar la riqueza natural de México. Por cierto, me imagino que tampoco visitó el Museo del Desierto, un lugar extraordinario que además de mostrar la historia natural de esta tierra se ha convertido en santuario de los lobos grises. Mi amigo Erick Morales y su familia la hubieran recibido con gusto en su casa, el Museo de la Katrina. También estoy seguro de que mi compadre Raúl López le hubiera dado una clase de historia mientras la guiaba por el Museo de los Presidente Coahuilenses, único museo en México de su tipo, el cual está ubicado sobre la calle de Bravo, sí esa misma calle en la cual dicen que Agustín Jaime bajaba a caballo, cuya historia se la pudo haber platicado don Carlos Gaytán, amigo personal, quien escribe unas croniquillas fabulosas de esta ciudad. O si quiere conocer la historia de Rosita Alvirez, don Armando Fuentes Aguirre “Catón”, quien es el articulista más leído de México y es el cronista de esta ciudad se la hubiera platicado.

Déjeme decirle que aquí en Saltillo han nacido grandes personajes de la vida nacional e internacional, como don Artemio de Valle Arizpe, quien fuera cronista de la Ciudad de México, o don Carlos Pereyra quien en Europa es conocido como el primer historiador de América y cuyo nombre engalana una calle en la ciudad de Madrid. Y qué decir de poetas como Manuel Acuña y Otilio González, por mencionar a unos pocos.

Y a la hora de la comida, no hay nada más Saltillense que comer un delicioso cabrito en “El Principal”, donde la familia Cárdenas cocina los mejores cabritos del mundo, sí, los mejores.

Ya por la tarde pudiera aprovechar para visitar a mi amigo Guillermo Pio Mendoza en la fábrica de Sarapes, que se encuentra sobre la calle de Hidalgo, para después contemplar, dos cuadras más abajo, nuestra emblemática Catedral de Santiago y visitar al Santo Cristo de la Capilla, el cual es muy milagroso. Después le recomiendo un recorrido por los edificios majestuosos que tenemos en Saltillo, algunos de ellos son el de la Normal de Profesores y, por supuesto, la primera escuela de bachilleres de México, el Ateneo Fuente. Y que tal una visita a la Universidad Antonio Narro, guarida de los buitres, en cuyas aulas han estudiado muchos extranjeros que regresan a su tierra para combatir la hambruna. Por cierto, ya que estamos platicando de la Narro, es inevitable que usted haya escuchado la canción “Wendoline” con las voces y guitarras de la Rondalla de esa casa de estudios. Y aprovechando que estamos en el tema de la música, podríamos presumirle que Felipe Valdés Leal, autor de canciones como “El Ausente” es Saltillense de nacimiento. O bien, regresando a las rondallas, estoy seguro de que le encantaría que alguna noche su esposo le llevara serenata con la Rondalla desde Saltillo, con la Voz de don Marco Antonio Aguirre.

Ya para cenar podría ir a los Tacos Checo, pero le advierto que puede correr el riesgo de querer cenar, así como le sucede al que escribe, todos los días media orden de arrachera con queso y tortilla separada.

En la próxima visita que tenga a Saltillo, que por cierto fue el primer poblado del México independiente en honrar a las mujeres, pues fue llamada en honor a la Dulcísima Madre de la Patria, Ciudad Leona Vicario, avísenos y estoy seguro de que querrá llevarse a su tierra una buena cantidad de pan de pulque de Mora Pan, incluso Laura Mora, su propietaria podría darle una explicación de cómo se elabora.

Pero lo más hermoso, lo más importante que tenemos en nuestra hermosa ciudad de Saltillo, somos los Saltillenses, y sí lo escribo con “S” mayúscula pues así de grandes somos quienes tuvimos la fortuna de haber nacido o migrado a este pedacito de paraíso conocido como Saltillo.

 

Yo Soy de Saltillo

Francisco Tobias Hernández

 

  1. La verdad pudiera, con gran facilidad, escribir un libro sobre lo que hay en esta ciudad llena de historia, sabor, tradición, así como gente honesta y trabajadora.

 

PPD. Le pudiera contestar de la misma manera en la cual usted se dirigió a nuestra hermosa ciudad de Saltillo, pero aquí tenemos educación y clase.

 

Autor

Francisco Tobías
Francisco Tobías
Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.