Ramos Arizpe sorprende al mundo
Ramos Arizpe cuenta con 15 parques industriales, un aeropuerto, reconocidas instituciones de educación superior, excelentes conexiones viales y ferroviarias, empresas de clase mundial y suficiente espacio residencial e industrial para seguir creciendo, lo que la convierte en una de las ciudades de su tamaño con el mayor potencial de desarrollo del norte del país.
Por lo mismo, el municipio de Ramos Arizpe, colindante con Saltillo y a 50 kilómetros de la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM), se posiciona como una ubicación geográfica atractiva y estratégica para realizar nuevas inversiones. Lo anterior se enmarca en el proceso global de relocalización de cadenas productivas y suministros conocido como nearshoring.
Sorprendentemente, una ciudad de poco más de 122 mil habitantes figura a nivel mundial como un centro industrial de rápido crecimiento, ganando protagonismo en el ámbito empresarial de los países que buscan invertir en México.
De hecho, los expertos aseguran que Ramos Arizpe jugará un papel determinante en el armazón logístico y productivo de la planta de Tesla. No solo por su cercanía a la ubicación anunciada por la multinacional, sino también porque cuenta con uno de los parques automotrices más importantes del país.
Es cierto que su proximidad con la sombra del crecimiento poblacional, industrial y comercial de Saltillo y la ZMM provoca una desventaja singular. Si bien Ramos Arizpe califica como una ciudad competitiva para una localización industrial exitosa, su ubicación en medio de dos grandes ciudades hace que en ocasiones los inversionistas la pasen por alto.
Lo mismo ocurre con los planes de desarrollo económico, donde el municipio se reduce a una extensión de su vecino sin considerar sus propias necesidades y particularidades. En el mejor de los casos, se le considera como uno más de los municipios de la Región Sureste de Coahuila.
A decir verdad, esto le ha estado sucediendo a Ramos Arizpe durante años e incluso décadas. Si se tienen en cuenta los ingresos provenientes de la inversión extranjera, las exportaciones y los empleos industriales que allí se generan, el municipio debería gozar actualmente de un nivel de prosperidad y calidad de vida sin igual, además de estar catalogado como una potencia económica y urbanística.
En mi opinión, ese factor marca la diferencia entre seguir siendo un “solar industrial”, es decir, una zona que aporta terrenos para la localización de plantas industriales, pero cuyos vínculos económicos (empleo, vivienda, derrama económica, centros comerciales y de negocios e infraestructura social) se asientan en las metrópolis cercanas, o por el contrario, convertirse en un distrito industrial que tiene en cuenta el desarrollo territorial e integral de las localidades y sitúa la relación entre empresas y habitantes en el centro de los planes de desarrollo.
Por lo tanto, la nueva ola de industrialización que se avecina requiere de un papel más activo y estratégico del municipio. Así, el alcalde José María Morales tiene el compromiso de asumir una visión global y el liderazgo necesario para crear e impulsar una estrategia innovadora que asombre al mundo.
El reto es enlazar la instalación de las grandes empresas con la promoción de las pymes. A su vez, conjugar el desarrollo económico con las necesidades sociales y la mejora en la calidad de vida de los habitantes del municipio.
Está claro que Ramos Arizpe se ha vuelto más atractivo para los inversionistas en últimos años. Una tendencia que atraerá a desarrolladores para construir nuevos parques industriales. A su vez, esto añade más presión sobre el incremento de la población, que aumentó en un 62% entre 2010 y 2020.
‘Chema’ Morales tiene mucha tarea, y es para entregar mañana.
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