EN EL TINTERO

 Todos somos responsables

Hace un mes, Norma Lizbeth, una joven de 14 años, estudiante de una secundaria en el Estado de México, sufrió acoso escolar, lo que derivó en su muerte semanas después por las lesiones que habría sufrido.

Norma fue víctima de omisión por parte de las autoridades educativas que, a decir de su familia, tenía antecedentes de las conductas violentas de sus compañeras; de negligencia por parte de las autoridades de salud, ya que su fallecimiento fue por traumatismo craneoencefálico mientras se encontraba en su casa luego de ser dada de alta; pero también de la indiferencia de la sociedad.

Hace algunos días en entrevista con Dustin Amaya, encargado del área de Prevención Escolar de la Secretaría de Educación en Coahuila y con el abogado Ángel Siller, abordamos el tema de los protocolos y las responsabilidades de cada una de las partes en esta problemática social.

¿Acaso no somos nosotros los padres de esos jóvenes los responsables de su conducta? De acuerdo a información oficial, los casos de abuso sexual o violencia hacia las infancias ocurren en un 75 por ciento en los hogares, y el 0.5 por ciento en las escuelas.

Es fácil reconocer que la conducta de los niños son repeticiones de los patrones que aprenden en casa y probablemente de la ausencia paterna o materna que puede llevar a los niños a criarse en las calles en medio de la violencia.

Es cierto que las autoridades llevan cierta responsabilidad cuando se detecta un caso de acoso escolar como es la aplicación de protocolos, investigación, seguimiento y medidas de protección a la víctima y sanción o terapia al agresor, pero los padres seríamos los primeros responsables en procurar la prevención.

Todas las riñas que observamos en la calle a unas cuadras de las escuelas y que se viralizan en las redes sociales ocurren porque la sociedad que es testigo de estas peleas permanece indiferente a ellas. ¿Por qué los ciudadanos no denuncian el tema como riña a la policía preventiva? Es un deber social.

¿Por qué los jóvenes graban y se burlan de lo que está considerado un delito de lesiones o incluso homicidio como el caso de norma? Porque no están conscientes de la gravedad.

Hace algunos días compartí en mis redes sociales el video donde Norma es violentada por su compañera y sus amigas. Efectivamente las imágenes eran crudas y para algunos probablemente morbosas, pero el contexto era intentar hacer reflexionar a la población de lo que le puede ocurrir a nuestros hijos mientras nosotros permanecemos ocupados y omisos a esta situación.

Casi inmediatamente un compañero que se dedica a compartir imágenes que regularmente violan la política de Facebook me alertó de la sanción de la red por el video, mientras que una mujer, que pertenece a uno de los colectivos feministas separatistas de Saltillo, se ofendió argumentando “ya sabemos del tema y subir la imagen no soluciona nada”.

No puedo estar más en desacuerdo con ambas reacciones, pues consultando la política de Facebook me encontré que todos podemos contribuir difundiendo imágenes, aunque sean crudas, en un contexto de prevención y sensibilización para exigir o encontrar soluciones.

“El contexto y la intención son importantes, por eso sí permitimos que las personas compartan publicaciones cuando está claro cuando el objetivo es condenar el bullying y el acoso o generar conciencia sobre ellos”, dice las políticas de la red social.

Mi respuesta a la chica fue que “ignorar esas imágenes era como ignorar el problema” y la intención es visibilizar la violencia que acecha a nuestros hijos, a nuestros niños, al igual que se hace con la violencia hacia la mujer, aunque había una característica en este caso por la que probablemente la feminista estaba inconforme, y es que era una agresión de mujer a mujer. La violencia es violencia sin importar quien la comete, por lo que continué con la difusión de información en video de expertos para prevenir, detectar, y denunciar el acoso escolar.

Lamentablemente no vi a esa chica quien se ostenta como activista en pro de la mujer ni a otros grupos condenando o compartiendo las medidas de prevención, lo que confirma que falta mucho por hacer para erradicar esa parte de la sociedad convenenciera e indiferente que debe entender que se lucha por la justicia de todas las víctimas siempre, no solo en ciertos casos ni en ciertas fechas.

Autor

El Heraldo de Saltillo
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