El 15 de febrero de 1993, el CEM abrió sus puertas para recibir a niños, adolescentes y jóvenes pueden aprender a tocar un instrumento de manera gratuita
El 15 de febrero de 1993, el Centro de Estudios Musicales (CEM) «Jonás Yeverino Cárdenas» abrió sus puertas en Saltillo para convertirse en una verdadera fábrica de músicos, ya que, en sus instalaciones, ubicadas en Purcell 112, Centro Histórico, dentro de la Alameda Zaragoza, desde hace tres décadas, niños, adolescentes y jóvenes pueden aprender sin costo a tocar instrumentos como fagot, violín, flauta, clarinete, corno, trompeta, trombón, piano, contrabajo, saxofones y guitarra.
Desde la apertura del CEM, el maestro en dirección orquestal originario de Monterrey, Nuevo León, Eduardo Figueroa Orrantia, tomó la batuta del proyecto que cuenta con el respaldo del Gobierno Municipal de Saltillo, a través de su Instituto Municipal de Cultura de Saltillo (IMCS).
«Son 30 años desde que se dio la primera clase. Hace 30 años en México estaban en auge los ensambles orquestales y bandas juveniles, en aquel entonces el maestro Fernando Lozano dirigía, para la Federación, el programa de Coros y Orquestas Juveniles de México. En muchas partes del país se estaba germinando esta idea», contó para El Heraldo de Saltillo.
«Hacia finales del año 1992 me comentaron que existía la intención de formar un ensamble aquí en Saltillo, presenté un proyecto a lo que hoy es el Instituto Municipal de Cultura y que en aquel entonces era el Departamento de Recreación y Cultura, fue aprobado y aquí estamos. El Gobierno Municipal de Saltillo es el que se encarga de generar los mecanismos propicios y administrativos para que podamos operar gratuitamente para la comunidad», recordó.
30 AÑOS, MILES DE HISTORIAS
El también músico cuantificó que, durante su trayectoria, en el CEM han tomado clases de música alrededor de 9 mil personas con alguno de sus 11 maestros, formando así una comunidad de ejecutantes que continúa en crecimiento.
«Lo que buscamos es darles vivencias de calidad a los niños y jóvenes, a través de la música, para que ellos puedan crear rutinas virtuosas dentro de sus vidas, que aprendan a tener una planeación a corto, mediano y largo plazo, que aprendan a convivir socialmente y a ser miembros activos de una sociedad», indicó.
«Una cantidad específica de ellos ha optado por hacer de la música su vida. Tenemos gente que está haciendo actividad musical y que cada vez es más prominente dentro de la comunidad cultural de la localidad. El Centro de Estudios Musicales empezó como una banda sinfónica, luego se agregaron los coros, la guitarra, piano y hasta hace algunos años se agregó la orquesta sinfónica», dijo.
REINVENTARSE O MORIR
En 2017, con recurso municipal y federal, al Centro de Estudios, que debe su nombre al músico nacido en General Cepeda con formación musical en Saltillo y que contribuyó a la proyección cultural de la capital coahuilense al componer piezas como «Jarabe Pateño» y «Rapsodia Coahuilteca», se le incluyeron algunas cabinas de madera acústica para ensayos y un foro para presentaciones musicales, además de que se agregó una parte de los jardines de la Alameda a su constitución, mientras que, en 2021, con inversión local, se remozaron sus paredes y se le dio mantenimiento general al inmueble que lo alberga.
«En el año de 1996 nos asignan este edificio para funcionar, en el año 2002 se le hace una adaptación a la estructura, recordando que este edificio está protegido por Centro Histórico. En el año 2017 se hace esta remodelación, se hace un convenio junto con la gente de Parques y Jardines porque nos prestan la parte del jardín de la Alameda con el compromiso de cuidarlo. Cuando tienes una cantidad de alumnos circulando, yendo y viniendo todos los días, hay un desgaste natural de las instalaciones y se le hizo un remozamiento en el 2021, nuestra obligación es tener instalaciones dignas y bellas, que el público se sienta orgulloso de venir como estudiante, maestro o espectador», manifestó.
MÚSICA PARA AYUDAR
Figueroa Orrantia compartió que el Centro de Estudios recibe a personas con discapacidad para que, de acuerdo a sus necesidades específicas, encuentren en la música una alternativa para complementar su tratamiento.
«Se dan actividades encaminadas al desarrollo. Por ejemplo, algunas discapacidades como el autismo tienen una vinculación muy específica con la música. Lo que hacemos es caminar hacia donde nos digan los especialistas, sí van a poder manejar cierto tipo de instrumentos, mayormente guiados hacia las percusiones, que van a tener un movimiento lateral o coordinación motora gruesa», mencionó.
«Hemos trabajado con todo tipo de discapacidad, síndrome de down, síndrome de rett, parálisis cerebral, deficiencia intelectual. A todos ellos las actividades artísticas les ayudan y, en específico, las de la música. La figura va a caminando más hacia la música vista desde un punto de vista paralela a la actividad física y que la música llegue de fuera para vincular al alumno. El canto, por ejemplo, está muy accesible para la persona con discapacidad», profundizó.
ADULTOS EN CORO
Extendiendo sus posibilidades de enseñanza, este espacio también cuenta con un coro al que pueden pertenecer adultos que ya hayan concluido su formación profesional y que deseen adentrarse en el mundo del canto.
«Para el adulto tenemos el canto coral, si terminaron su escolaridad son bienvenidos. Este grupo en particular está diseñado para la vida adulta, tiene como principio respetar todas las actividades laborales y responsabilidades de los adultos. Es una actividad complementaria», comentó.
INVITACIÓN ABIERTA
Año tras año, cada mes de febrero, el CEM abre las inscripciones para integrarse a sus filas, por lo que los niños, jóvenes y adultos interesados pueden acudir a su sede y presentar copia del acta de nacimiento, copia de comprobante de estudios y copia de comprobante de domicilio para iniciar el trámite. Mayores informes en la página de Facebook «CEM Jonás Yeverino Cárdenas Saltillo».
«Vamos a decir que soy un estudiante que no tiene vida musical previa, nunca he tocado un instrumento, nunca he cantado. Todos los meses de febrero tenemos las solicitudes de admisión, se recaba la información de las personas interesadas, revisamos nuestra capacidad de atención y esa es la forma regular de ingresar. Se revisan las solicitudes, los contactamos en marzo y en agosto empiezan el ciclo escolar», señaló.
«Si yo tengo una vida musical previa porque aprendí a tocar un instrumento, porque ya sé leer música, puedo solicitar, en cualquier momento, una audición de colocación. Si el nivel de la persona es equiparable al nivel intermedio o avanzado, esa persona se puede integrar inmediatamente». (OMAR SOTO / EL HERALDO)
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