AVISO DE CURVA

Arturo Herrera y el alacrán de Durango

 Hace poco escuché una corta pero simpática historia, la cual pudo haber sucedido en algún barrio de la entrañable ciudad de Durango. El caso involucra a un hombre necio y a un alacrán.

Los hombres necios no son comunes en Durango. En esta ciudad la mayoría de la gente es echada para adelante. Pero eso sí, en las casas habitan hartos alacranes, de los venenosos, güeros casi transparentes, de pinzas largas y de cola corta.

Don Arturo Herrera (mera coincidencia que sea homónimo del secretario de Hacienda; en Durango abundan los Herrera) descansaba en una hamaca, bajo la sombra de un cobertizo que lo cubría de un sol que calentaba por arriba de los 38 grados (temperatura que invita a los alacranes a pasearse por los techos, pisos y paredes para tomar el fresco). De pronto fijó su mirada en uno de los pilares que sostenían el techo del cobertizo, justo en la parte que se encontraba amarrada la cuerda de su cómoda hamaca. A pesar del temor que le causó lo que vio, se mostró indiferente (otros dirían que fue necio e imprudente), prefirió no moverse, y ya tarde pidió ayuda a su mujer.

Eran apenas las tres de la tarde y don Arturo comenzaba a reposar por el litro de caldillo duranguense que acostumbraba los viernes. Al cabo de un rato, sin levantarse y sin soltar de su mano un mezcal de aquel que se destila en el municipio de Nombre de Dios, le pegó un grito poco sonoro y sin mucho aliento a su esposa, así como con ganas de que no lo escuchara: “Hilda, pásame el antídoto para la picadura de alacrán”. A lo que ella cuestionó: “¿Te picó, Arturo?”. Aquel hombre decidido a que nada ni nadie lo movería de su descanso, al menos hasta que se sirviera la cena, replicó: “No, pero ahí viene”.

El arácnido llegó a su destino e hizo lo que le ordenó la naturaleza: disparó tres piquetes, justo en el tobillo del hombre. El antídoto lo salvó, pero debido a su diabetes, don Arturo estuvo a punto de la muerte.

La historia es jocosa pero a la vez educativa. Me recordó la circunstancia del actual secretario de Hacienda, Arturo Herrera (insisto, es mera coincidencia con el nombre y apellido del duranguense).

Lo curioso es que existe una enorme similitud entre la forma en la que se está manejando la política fiscal desde el despacho del secretario para afrontar las adversidades económicas, con la manera en que el amante del buen mezcal y los descansos prolongados, se comportó frente a la amenaza de un alacrán. Sólo tienes que imaginar que el insecto representa a la crisis económica que “ahí viene”.

A pesar de detectar al alacrán con anticipación, de saberse vulnerable debido a que padecía una enfermedad preexistente como la diabetes y de conocer perfectamente la toxicidad de estos arácnidos, sobre todo los “güeros” de Durango, el homónimo del titular de Hacienda tomó una actitud pasiva frente al peligro, al grado de la imprudencia.

En términos de economía y política fiscal, Arturo Herrera (el de Hacienda), enfrenta exactamente las mismas circunstancias y su respuesta ha sido muy parecida: “permanecer acostado en la hamaca, esperando a que el alacrán huyera o se desvaneciera por el calor”.

Eso no va a suceder. La situación es grave. Primero, el secretario de Hacienda sabe que la crisis es inminente. Segundo, tiene claro que el país ingresó a un periodo de estancamiento desde 2019, por lo que esta realidad, junto a los bajos precios del petróleo y a una menor recaudación por la caída en la actividad económica, vuelven más vulnerable a la economía mexicana frente a los choques externos. Y, por último, Arturo Herrera entiende perfectamente que la crisis que se avecina puede llevar al país a una de las mayores caídas en el PIB que se recuerde y a una pérdida de empleos como nunca en la historia.

Entonces, si Arturo Herrera tiene claro la magnitud del problema que se avecina, ¿por qué “permanece acostado en la hamaca”? ¿Qué espera para implementar un programa fiscal contracíclico que aliente a la economía? ¿Qué le impide utilizar la política fiscal para reaccionar y evitar el cierre de empresas y la pérdida de empleos?

Con voz pausada y silenciosa, que nos recuerda el llamado que don Arturo Herrera (el de Durango) hizo a su esposa, así recientemente el titular de Hacienda realizó una discreta convocatoria con el fin de implementar “instrumentos y medidas flexibles para adaptarnos a situaciones nuevas”.

¿Cuáles instrumentos? ¿Qué medidas? ¿A qué tipo de situaciones nuevas se refiere el secretario?

La crisis ya está aquí. La pérdida de empleos ya comenzó. Sin embargo, todo parece indicar que, al igual que su tocayo, Arturo Herrera no se moverá y esperará a que le pique el alacrán para suministrarse el antídoto.

 

olveraruben@hotmail.com

 

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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