El contexto: de acuerdo con el informe de Coneval “Diez años de medición de la pobreza en México, avances y retos en política social (2008-2018)”, al cierre del último año, 52.4 millones de mexicanos se encontraban en tal condición (aunque si se mide por carencia de ingreso el volumen crece a más de 61 millones), una proporción verdaderamente espeluznante.
Mientras que el Consejo de Evaluación del Desarrollo Social de la Ciudad de México (Evalúa) advierte que el Coneval subestima, de forma por demás preocupante, la pobreza en el país, pues las personas en pobreza extrema no suman 9.3 millones, sino 44 millones y el total de depauperados no es de 52 millones, sino de 90 millones”. (La Jornada: México SA)
El pasado viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el avión presidencial podría sortearse a través de la Lotería Nacional con la venta de seis millones de boletos a un precio de 500 pesos cada uno.
Recordó las cuatro opciones a las que se suma la rifa. La primera, indicó, es que haya un solo comprador. Al respecto informó que alguien ofrece 125 millones de dólares, sin embargo, no se puede vender en menos del precio fijado por Naciones Unidas.
La segunda alternativa es un intercambio, que se propuso al gobierno estadounidense para que dé el equivalente al valor en equipos médicos que servirán a hospitales públicos de México.
La tercera, es la venta por partes a 12 empresas nacionales; para esta solución ya hay dos ofrecimientos, aseguró el jefe del Ejecutivo.
La cuarta opción es la renta por hora bajo la administración de la Fuerza Aérea Mexicana.
Sostuvo que, en cualquiera de los casos, el dinero obtenido se invertirá en el mejoramiento de hospitales. Y reiteró: “si el distintivo del gobierno es la austeridad, ¿cómo nos vamos a subir al avión presidencial? Yo les diría: ¿por qué lo compraron?”. (lopezobrador.org.mx)
Al siguiente día abundó en el tema: “El avión presidencial fue adquirido por un gobierno que tenía una mentalidad faraónica, que olvidó que no puede haber mandatarios ricos con pueblo pobre”.
“Ya está prohibido andar en avión, en helicóptero, ahora todo es a ras de tierra, estamos vendiendo el avión presidencial, lujosísimo, me da hasta pena hablar aquí que hay tanta pobreza de las extravagancias de los lujos de ese avión que no debieron comprarlo, nada más que tenían una mentalidad faraónica los que gobernaban el país”.
“Se les olvidó que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Ya estamos trabajando en eso, pero no es solo deshacernos de esas extravagancias, sino ahorrar, me da mucho gusto que las camionetas blindadas, lujosísimas, del gobierno se vendieron y el dinero vino a Yucuná y a otras comunidades”. (animalpolitico.com)
El modelo de comunicación de López Obrador es una gran estrategia persuasiva dirigida a la gran mayoría de la sociedad, es decir a los 90 millones de pobres que referíamos en los primeros párrafos, es a ellos a los que presenta sus posturas para conseguirlos y mantenerlos de aliados y así ganar la partida a sus oponentes.
Pero no deja de cubrir otro sector de la población. Para los más ricos de México, utiliza una estrategia de comunicación diferente y más acorde con ellos, por ejemplo: el presidente Andrés Manuel López Obrador comentó, en una ocasión, que fue invitado a comer a la casa del Alberto Baillères ,junto con otros empresarios y que este fue un encuentro respetuoso y agradable.
«Tenemos relaciones cordiales (con los empresarios). Les voy a comentar, me invitaron a comer a casa del señor Alberto Baillères, 10 empresarios, desde luego Slim, Germán Larrea, Servitje, Antonio del Valle, así 10. Fue un encuentro respetuoso, agradable».
Apuntó que en el caso de Baillères, presidente de Grupo Bal, el tema sobre el que hablaron fue en relación a los contratos que tiene para la explotación de petróleo.
«Les decía yo que ya empezaron con los contratos que se otorgaron a extraer el petróleo, la primera empresa fue una empresa italiana y la segunda es la de Baillères. O sea, es muy buena la relación, pero se insiste y se insiste que está mal la relación».
Carlos Slim, presidente de Grupo Carso, y Alberto Baillères, son dos de las cinco personas más ricas de México, de acuerdo con el índice de millonarios de Bloomberg. Slim es el más rico del país y se encuentra en el lugar número 13 del mundo, con una fortuna de 53 mil 600 millones de dólares. Mientras Baillères, con 9 mil 280 millones de dólares, es el cuarto más rico de México y el 166 del mundo. Por otro lado, Larrea cuenta con una fortuna de 13 mil 300 millones de dólares, de acuerdo con Forbes. (elfinanciero.com.mx)
Así es como el presidente López Obrador tiene claro quienes son la población objetivo de su carta de navegación en cuestión de comunicación gubernamental, y, en base a ello, construye sus historias para despertar emociones adecuadas y lograr una verdadera empatía con los receptores de sus mensajes.
José Vega Bautista
@Pepevegasicilia
josevega@nuestrarevista.com.mx
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