Victoriano Contreras Flores
En esta ocasión te platico de un Saltillense revolucionario, alto, moreno, de pelo corto, quien usaba sombrero de tres piedras, su nombre Victoriano Contreras Flores.
Don Victoriano Contreras Flores formó parte de aquel reducido pero valiente grupo de arteaguenses, ramosarizpenses y Saltillenses que dieron inicio al ejercito constitucionalista, encabezado por el entonces Gobernador Venustiano Carranza y que participara en el desconocimiento del usurpador, Victoriano Huerta.
En una de las batallas, lesionado en su pierna izquierda por una bala enemiga, su amigo Pánfilo Plata, quien era oriundo de Puebla, lo escondió durante varios días, tiempo suficiente para que la bala dentro de su pierna ocasionara una infección, que se convertiría en gangrena y que al llegar con el médico, sólo amputándole la pierna le salvarían la vida.
Con Pánfilo sostuvo una amistad por muchos años y a la distancia, de hecho don Victoriano cada semana contrataba los servicios de los escribanos que estaban en el Mercado Juárez, para dictarles una epístola, ya que no sabía leer ni escribir, y que por medio del correo enviaba a Puebla.
Su ingenio e imaginación era grande; él mismo fabricó su prótesis con madera de mezquite y una pelotita de esponja que utilizaba como soporte entre el muñón y la pata de palo, hecho por el cual se ganó el apodo de Potolano, por tener una pata de palo.
En el ejército, alcanzó el grado de teniente.
Se casó con María de la Luz, con quien procreó 8 hijos, teniendo 12 en total.
Ya terminada la Revolución, regresó a esta hermosa ciudad de Saltillo, y se dedico al negocio del billar, instalando un salón en Abasolo y Rafael de Cepeda, para después mudarse unas cuantas cuadras en Abasolo y Múzquiz.
Su nieto Jesús me asegura que el revolucionario Saltillense era duro, ejemplo de ello fue la anécdota de la mordida del perro, un can que un mal día decidió morder al revolucionario en su pierna de palo, por lo que el teniente sin dudarlo, sacó su pistola para defenderse. Y cuando sus hijos le preguntaron el por qué de esa reacción, su respuesta fue contundente, mordió mi pierna que más quiero, la de palo.
Hombre recio que no se andaba con rodeos, ejemplo de ello fue cuando al quejarse de una muela, le pidió a su hija que le dieran mezcal, por cierto, de la marca “San Martín”, con el cual hizo buches y con unas pinzas mecánicas se retiro lo que después mostraría a su primogénita como un huesito.
Entre las anécdotas que le ocurrieron, puedo mencionarles el día de invierno que caminando con un grupo de amigos por la calle de Gobernador, que hoy conocemos como Armillita, con su pata de palo piso un charco y para sorpresa de quienes lo acompañaban, dijo “que fría esta el agua”.
Esta es la historia de don Victoriano Contreras, un héroe de nuestra revolución, un Saltillense como muchos que tenemos y que vale la pena presumir.
Autor
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Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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