En las costas de México se espera un incremento de la degradación en ecosistemas y en zonas áridas una reducción en productividad de cultivos y ganadería, sostiene experta del Cinvestav
El informe más reciente del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) identificó que en los últimos 60 años se ha incrementado al doble el consumo de aceites vegetales y carne, además la ingesta de calorías ha aumentado en un tercio por habitante, patrones de consumo que ha provocado mayor sobrepeso en la población, pero con altos niveles de desnutrición.
El reporte sobre “Cambio climático, desertificación, degradación de la tierra, gestión sostenible de la tierra, seguridad alimentaria y flujos de gases de efecto invernadero en los ecosistemas terrestres”, dado a conocer el 8 de agosto del presente año, también observó que hasta 30 por ciento de la comida producida se desperdicia y eso contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero.
Las conclusiones del informe recomiendan un cambio en la dieta de los seres humanos, pero no solo reduciendo el consumo de carne, también sugieren una disminución en la ingesta de calorías; en este sentido, grupos científicos han propuesto otras vías para lograr una ingesta equilibrada de alimentos y hacen un llamado a evitar su desperdicio, estrechamente ligado a una mejora en su distribución.
“En un escenario en el cual se sustituyera el consumo de carne por el de arroz, no cambiaría el problema, puesto que la expansión de los campos arroceros también representa un incremento en la concentración de metano en la atmósfera”, explicó Dulce Y. Flores Rentería, investigadora del Cinvestav Unidad Saltillo, quien participó en la elaboración dicho reporte.
El informe también ofrece conclusiones sobre las causas de la degradación de la tierra. Por ejemplo, señaló que su gestión insostenible tiene impactos económicos negativos y se proyecta que el cambio climático los agravará. Asimismo, reconoce que la administración adecuada de la tierra puede contribuir a reducir los impactos negativos de múltiples factores estresantes en los ecosistemas y las sociedades.
También se evaluó la influencia del cambio climático sobre la degradación de la tierra y viceversa; se concluyó que existen sinergias muy importantes y que ambos procesos están muy ligados, mientras más sean los efectos del cambio climático, mayor será la degradación de la tierra.
El reporte señala que el cambio climático afecta los cuatro pilares de la seguridad alimentaria: disponibilidad (rendimiento y producción); acceso (precios); utilización (nutrición); y estabilidad (disponibilidad).
Flores Rentería, quien trabajó en el apartado sobre Degradación de la Tierra, sostuvo que “tanto el cambio climático como la degradación de la tierra afectan directamente la cantidad y calidad de los cultivos, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria; se identificaron los riesgos que se sufrirán como la degradación de ecosistemas, escasez de agua, inundaciones en las zonas costeras, incremento en la intensidad y frecuencia de incendios”.
Además, señaló que en México por la extensión y diversidad de su territorio existen muchos riesgos en múltiples regiones; en las costas se espera un incremento de la degradación de los ecosistemas, por la combinación del aumento del nivel del mar y ciclones más intensos.
En las zonas áridas (30 por ciento del territorio) se proyecta una reducción en la productividad de cultivos y ganadería, con una modificación en la mezcla de especies de plantas que reducirán la diversidad, debido a que en los cultivos convencionales se tiende al uso de monocultivos, lo cual significa una reducción en la complejidad ecológica de los paisajes.
Actualmente en el país distintas instituciones trabajan en la descripción más actual del estado de degradación de la tierra a nivel nacional, porque es necesario un mapa de vulnerabilidades ante el cambio climático, que permita identificar cuáles son las zonas de mayor riesgo, con el propósito de garantizar la seguridad alimentaria y poder implementar las soluciones propuestas por los expertos del IPCC, así como realizar estudios a nivel regional para adaptar tecnologías y obtener mejores beneficios.
Ya se toman acciones relacionadas con la tierra que contribuyen a la adaptación al cambio climático, la mitigación y el desarrollo sostenible. Las opciones incluyen producción sustentable de alimentos; manejo forestal mejorado; gestión del carbono orgánico del suelo; conservación del ecosistema y restauración de la tierra; reducción de la deforestación y degradación; disminución de la pérdida o el desperdicio de alimentos, entre otras.
“Estos estudios son de vital importancia para mantener e incluso mejorar la productividad de los ecosistemas productivos del país, aspirando a la adaptación y mitigación ante el cambio climático”, aseguró Dulce Y. Flores Rentería. ( CINVESTAV)
Autor
Otros artículos del mismo autor
- COAHUILA22 noviembre, 2024Estamos sentando las bases de un gran proyecto para la Salud Mental: Manolo
- OPINIÓN22 noviembre, 2024ESTE ES EL CAMINO
- OBITUARIO22 noviembre, 2024OBITUARIO
- SALTILLO22 noviembre, 2024Hombre lucha por su vida tras dispararse accidentalmente en ejido de Saltillo