Condenan a cardenal francés Barbarin por no denunciar a un cura pederasta

Foto: Twitter @CardBarbarin

El cardenal Philippe Barbarin, una de las más figuras más poderosas de la Iglesia francesa, presentará su dimisión al papa Francisco tras haber sido hallado culpable este jueves por un tribunal de Lyon de haber silenciado el caso de un pederasta que trabajaba en su diócesis, hecho por el que ha sido condenado a seis meses de cárcel con exención de cumplimiento de pena.

“He decidido ir a ver al santo Padre para entregarle mi dimisión, me recibirá en unos días”, anunció Barbarin en la diócesis de Lyon en una comparecencia de menos de un minuto en la que no admitió preguntas. El País publicó en su página web que Barbarin, considerado un hombre próximo al papa Francisco, es el religioso de más alto rango en la jerarquía eclesiástica francesa que ha tenido que responder ante la justicia por no denunciar los abusos sexuales contra menores por parte de sacerdotes a su cargo. Es, también, solo el tercer religioso en Francia enjuiciado por ocultar casos de curas pederastas, un problema que acaba de tratar el Vaticano en una cumbre contra los abusos en Roma que decepcionó a las víctimas.

Tras dos meses de deliberaciones, la presidenta del tribunal correccional que celebró el juicio a comienzos de enero, Brigitte Vernay, lo declaró este jueves “culpable por no haber denunciado malos tratos” contra un menor entre 2014 y 2015.

El cardenal no acudió al palacio de justicia a escuchar la sentencia. Sin embargo, sus abogados anunciaron a los medios presentes su intención de apelar la sentencia. Esta es taxativa. El tribunal considera que “aunque sus funciones le daban acceso a todas las informaciones y que tenía la capacidad de analizarlas y comunicarlas de manera útil, Philippe Barbarin tomó, conscientemente, la decisión de no transmitirlas a la justicia para preservar la institución a la que pertenece”, destaca el diario local Le Progrès. «La motivación del tribunal no me convence. Por lo tanto, vamos a apelar esta decisión a través de todas las vías de derecho”, dijo el abogado de Barbarin Jean-Félix Luciani, según la Agencia France Presse.

La condena puede parecer menor, sobre todo si se tiene en cuenta que el delito de no denuncia de abusos de menores prevé penas de hasta tres años de cárcel. El último alto responsable católico condenado por lo mismo, el exobispo de Orleans André Fort, fue sentenciado en noviembre a ocho meses de cárcel, también con exención de pena, pese a que a los 83 años es de una edad mucho más avanzada que la de Barbarin, de 68 años.

Pero en el caso del juicio de Lyon, es mucho. La acusación era solo una acción particular porque la fiscalía rechazó presentar cargos, al considerar que los hechos habían prescrito, tal como consideró cuando cerró la primera investigación sobre este asunto, en 2016. Ni siquiera los acusadores, víctimas de las agresiones sexuales del cura Bernard Preynat -que ha reconocido los cargos y que está a la espera de juicio- entre finales de los 1970 y hasta comienzos de los 90 en el seno de un grupo scout religioso de Lyon, se esperaban que el tribunal fuera a emitir un fallo condenatorio.

François Devaux, presidente de la asociación Palabra Liberada, creada por las víctimas de Preynat y considerada la principal responsable de haber roto el muro de silencio mantenido por la Iglesia francesa en torno a la pederastia durante décadas, declaró durante las audiencias de enero que solo con conseguir haber sentado al cardenal Barbarin en el banquillo se daban por satisfechos, ya que de este modo se logró abrir el debate en la sociedad francesa y en la propia Iglesia, que en noviembre anunció la creación de una comisión independiente que investigará los casos de pederastia en la Iglesia desde 1950. La sentencia, que ha sorprendido en Francia, es considerada una victoria inesperada. Devaux la calificó ante la prensa como “una gran victoria para la protección de los niños”.

Los jueces que condenaron a Barbarin decidieron a la par absolver a los otros cinco acusados, todos antiguos altos responsables de la diócesis de Lyon a mediados de esta década, cuando se desató el escándalo después de que una de las víctimas de Preynat acudiera a Barbarin tras conocer que el cura seguía en contacto con menores a pesar de que la Iglesia aseguró en 1991 que lo apartaría de sus funciones, tal como cuenta la película Gracias a Dios de François Ozon, estrenada en vísperas de la sentencia emitida. (EL PAÍS)

 

 

 

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Agencias