“En el momento en que reparamos sobre ella y observamos, yo considero que está presente la esencia de Saltillo, que es la sencillez”, señala el historiador Carlos Recio
Como si se tratara de la joya de una corona, así la cruz de la torre de la Catedral de Santiago se alzó en lo alto para culminar la construcción de este templo en el año 1800. Así lo narra el historiador y catedrático de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C), Carlos Recio Dávila.
“Es una cruz latina, a diferencia de la cruz griega, la cruz latina tiene el tronco vertical mucho más grande que el tronco horizontal o travesaño. Hay 20 tipos de cruces, la cruz griega que utilizan los ortodoxos, que es cuadrada; la cruz de San Andrés es una cruz en forma de equis, la cruz de San Pedro es una cruz volteada de cabeza; la cruz de Lorena es una cruz que tiene abajo un travesaño más pequeño; la cruz ortodoxa tiene un travesaño más pequeño y otro arriba, que significa la unión del cielo con la tierra y Cristo como intermediación entre los dos”, mencionó para El Heraldo de Saltillo.
“Es una cruz de fines de del siglo 18, dado que la Catedral se terminó en septiembre de 1800, que fue cuando se bendijo, cuando se concluyó, seguramente la cruz es de un año antes, dos años a lo mucho. Es una cruz muy sobria, evidentemente hecha por artesanos o herreros saltillenses”, abundó.
LA SENCILLEZ DE LO DIVINO
Hecho por saltillenses, la sencillez de este símbolo sacro que, a decir de Recio Dávila, debe medir aproximadamente tres metros de alto, coincide con el llamado de la fe católica de que los creyentes la lleven como estandarte, al ser una de las características más próximas a Jesús, el Hijo de Dios.
“La única diferencia de una cruz totalmente simple es que tiene, en la parte inferior, unos arabescos, unas líneas curvas muy sencillas, a la altura de los pies de Cristo, lo cual nos da cierto indicio barroco, es una cruz evidentemente no abarrocada en términos de que tenga demasiados garigoleos, demasiados arabescos, pero sí tiene esa sugerencia, muy sobria, muy simple, de la corriente barroca en la cual se inscribe la última etapa de la construcción de la Catedral, que es la fachada”, externó.
“Es una figura muy visible desde la parte posterior y desde la parte lateral es posible verla pero por lo mismo que está presente desde siempre, parece invisible, es decir que la vemos como algo natural. En el momento en que reparamos sobre ella y observamos, yo considero que está presente la esencia de Saltillo, que es la sencillez; esta cruz es funcional, desde el punto de vista religioso, no está sobrecargada para que distraiga sobre el gran monumento y de la estructura de la iglesia; es un monumento muy sobrio porque parece invisible pero que está ahí”, añadió.
¿QUIÉN LA PUSO AHÍ?
El historiador saltillense señala que en torno a la colocación de esta cruz en lo alto de la Catedral se dicen muchas cosas, que un reo la subió por su cuenta al escalar la imponente torre de aproximadamente 71 metros de altura para purgar su condena o que incluso uno de los más de 200 trabajadores que participaron en la construcción del templo serían quienes la pusieron en dicha torre, aunque la realidad estaría alejada de estas hipótesis.
“La historia de la Cruz en realidad es apócrifa en el sentido de que no hay un documento, al menos visible o detectable, donde haya habido conmutación de la pena por un reo que subió a poner la cruz. La torre se terminó en 1897, de manera que la cruz de la torre es mucho más tardía que la cruz de la cúpula; en ambos casos se trata de una cruz de fierro, no de bronce o de otro material”, expresó.
“Normalmente, cuando se hacen las partes más elevadas de las iglesias, de dos veces la altura de una persona, todo lo hacen con andamios de madera. Seguramente en el momento en el que la torre se termina, existían todavía esos andamios de madera y es mucho más sencillo subirla, evidentemente una persona no podía sola, tenía que haber un sistema de poleas y algunas dos o tres personas, cuando menos, para poderla subir”, finalizó. (OMAR SOTO)