GONZÁLEZ FAUS Y LA JUSTICIA SOCIAL

José Ignacio González Faus murió a los 92 años. Nació en Valencia en el seno de una familia de “clase media baja y de derecha alta”, así gustaba decir.

Hasta el bachillerato estudia en el Colegio San José, dirigido por los jesuitas. A los 17 años, ingresa al noviciado de la Compañía de Jesús en Aragón. En 1960, se recibe como licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona y hace estudios de Teología en Sant Cugat.

En 1963 es un entusiasta sacerdote que entra en una vorágine de estudios superiores, que lo lleva a Innsbruck, Roma y Tubinga. Se doctora con la tesis “Carne de Dios. Significado salvador de la Encarnación en la teología de San Ireneo”, que publica la Editorial Herder. En esos años es alumno Rahner, Jungmann, Carlos María Martini y Küng.

Para 1968 enseña Teología Sistemática en Cataluña. Es en esa autonomía ibérica donde pasará su vida como profesor y escritor. Su tesis sobre Ireneo de Lyon marcará una ruta académica personal, que tiene como centro la afirmación: “La gloria de Dios es que el ser humano viva; y la plenitud de la vida es Dios”, frase de su admirado Ireneo.

De 1981 a 2005, se desempeña como responsable académico del centro Cristianisme i Justícia, de Barcelona. Junto con Joan García Nieto, había creado ese espacio de reflexión sobre la fe y la justicia social. González Faus, hasta el final de su vida, estuvo vinculado a la institución y participó en sus trabajos.

A partir de 1980, ofreció clases en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, en San Salvador, y viajó como maestro invitado a México, Brasil, Uruguay y otros países de la región. En Latinoamérica, su obra y pensamiento han tenido una notable difusión e influencia.

El jesuita, sólido y claro en su palabra, no dudaba en predicar: “Y la causa radical me parece esta en un sistema económico cuyo dios es el Capital. Un sistema fundado en la persecución del ‘máximo’ beneficio (no de un beneficio ‘sobrio’ y ‘justo’); fundado en la supremacía del Capital sobre el trabajo y en la consiguiente explotación del trabajador (casi ninguna empresa paga hoy un salario ‘Justo’: porque ningún salario legal es ya salario justo)”.

González Faus es otro de los locos de Dios, que aplicó su vida a concretar, desde el presente, el Reino de Dios, y no solo como una aspiración escatológica. Es claro que todos, al menos los cristianos, queremos la gloria que promete el Señor. Sin embargo, solo algunos, entre ellos González Faus y otros santos, como Ellacuría, proclaman la necesaria concreción del Reino en la tierra. Para llegar a esa conclusión es necesaria la convicción de que el Evangelio es palabra viva y actual. En especial, la condición de pobre que en la realidad terrena asumió el Hijo de Dios.