Ser compasivos con nosotros mismos
Cada pequeño acto de amabilidad y compasión contribuye a crear un mundo más lleno de luz y más humano, y me gustaría que en este día pudiéramos recordar que, si queremos ser como una jarra que comparte su agua para llenar los vasos de los demás, requerimos primero de estar llenos.
Es por ésto que, en este día, date un momento para reflexionar en qué tanto eres amable contigo mismo, y toma consciencia de qué tanto te miras con unos ojos de compasión y de amor, teniendo en cuenta de que compasión significa algo muy diferente de lástima.
¿Qué tanto te juzgas? ¿En qué medida tu diálogo interno te permite sentirte merecedor y digno de respeto y de amor?
Ser compasivos nos invita a cambiar “el señalarte” por “comprenderte, entenderte” con una mirada limpia y llena de respeto, honrando al ser que eres.
Tal vez nos han enseñado a ser compasivos con los demás, a generar respeto y empatía por los otros, a conectar con lo que sienten quienes se cruzan en nuestro camino diario, pero creo que, bajo la premisa de vaciar el ego y servir a los demás, hemos, poco a poco, tocado el extremo de hacernos a un lado y olvidarnos de nosotros mismos.
Como consecuencia, hemos generando un vacío que cada vez se hace más grande y que provoque que demandemos de los demás que lo llenen con sus acciones.
Requerimos tener en cuenta que, si queremos ser realmente adultos emocionales, tendremos que desarrollar la habilidad de sustentarnos a nosotros mismos. Aprender a vernos, a validarnos y a sanar las heridas que van surgiendo con el paso del tiempo.
La verdadera compasión comienza cuando dejamos de juzgarnos por nuestros errores y comenzamos a tratarnos con la misma bondad y paciencia que ofreceríamos a un amigo muy querido en sus momentos difíciles.
Y perdonar nuestras fallas, ya que, cada vez que nos perdonamos y nos aceptamos tal como somos, abrimos la puerta a una profunda transformación y a un amor incondicional que siempre estará ahí porque, a final de cuentas, la única persona que permanecerá contigo hasta el día de tu partida de este mundo serás tú.
Así que te invito a que te regales un espacio para que puedas identificar, sólo por unos momentos, cómo te sientes sin juzgarte. Puedes decirte en silencio o en voz alta: «Estoy pasando por esto, y está bien sentirme así”. Sabiendo que reconocer no significa que vas a decidir estacionarte en ese estado emocional, sino reconociendo tu nuevo punto de partida.
Después, entabla una conversación contigo, y dirígete a ti mismo con amabilidad: imagina que estás hablando con un buen amigo o con un hijo que está pasando por un momento difícil. Transfórmate en ese amigo y dile palabras de consuelo y cariño, como: «Estoy aquí contigo, eres importante, y mereces amor y paciencia”.
Luego respira, respira profundamente unas cuantas veces, llevando tu atención a cada inhalación y exhalación. Visualiza que con cada respiración llenas de calma y amor tu corazón, y de eso que tanto necesitas, enviando esa energía hacia ti mismo.
Finalmente, pregúntate: “¿qué es lo que ahora necesitas?”. Muchas veces, ante un problema, no requerimos que nos den una solución, sino sólamente que nos escuchen. Y si es el caso en que requieras una solución, el haberte llenado primero de aquello que necesitas, como calma, amor, tranquilidad, te permitirá anclarte a un estado emocional en el cual las soluciones serán más adecuadas, más acertadas, sin el impulso del estado emocional.
Cuando cultivamos la compasión hacia nosotros mismos, desarrollamos una base sólida de amor y aceptación. Desde ese lugar, podemos entender más profundamente las heridas, miedos y vulnerabilidades de los otros, porque reconocemos en nosotros mismos la universalidad de la imperfección y el sufrimiento humano.
Así que hoy comienza el camino a descubrir a la persona más importante de tu vida: tú mismo. Aprende a ser tu amigo, a mirarte con un amor profundo y a descubrir el universo maravilloso y vasto que existe dentro de ti. Si deseas, puedo acompañarte en este viaje de autodescubrimiento a través del coaching, en donde descubrirás cuáles son tus fortalezas y la mejor manera de generar una relación sana contigo mismo.