Según la prestigiada consultora Integralia, éste es el proceso electoral más violento en la historia, a la fecha suman 750 ataques de todo tipo y 251 homicidios a candidatos y políticos.
186 mil homicidios es el saldo del sexenio que está por terminar. Los promotores del régimen lo defienden con todo tipo de piruetas retóricas. La más socorrida se basa en sostener que todo es producto de la herencia de los gobiernos anteriores.
Bonita forma la que tienen Morena y su gobierno de evadir la responsabilidad de combatir al crimen. Hay que puntualizar que hace seis años, y estando en campaña, el actual ejecutivo federal señaló que la paz llegaría cuando cesara lo que él llamaba la “guerra de Calderón”, y de manera muy descriptiva sintetizó la nueva estrategia con la frase: “abrazos y no balazos”.
Lejos de mejorar el estado de las cosas, éste empeoró, y los pésimos números finales reflejan el tamaño del fracaso. A la violencia homicida y el tráfico de drogas, hay que sumar el extendido fenómeno del cobro de piso. En las redes circulan innumerables videos donde prepotentes criminales golpean a empresarios o humildes trabajadores para cobrarles el famoso “derecho de piso”.
Hace unos días, un productor textil me contó sobre lo que tenía que pagar a los criminales por cada prenda de vestir que producía, “me matan si miento en el número de pantalones que vendo, alguien al interior de la planta les avisa cuántos son los que embarco”. Un político del occidente del país me confesó: “ellos saben cuándo llegan las participaciones y me piden cuota, también me exigen les entregue la obra pública, son tan poderosos que se encargan de los auditores”.
“Denúncialos”, le dije. “Estás loco: quieres que me maten, aquí todos están metidos o se hacen pendejos, desde el gobernador hasta el más modesto de los policías”. Mas tardo en poner denuncia que ellos en saberlo. Recordé mis años de gobernador y la ocasión en la cual un subalterno acudió a la Ciudad de México para entregar el expediente de un famoso delincuente a las autoridades anticrimen, al día siguiente se lo regresaron en Coahuila con la advertencia de no volver a hacerlo.
Según la prestigiada consultora Integralia, éste es el proceso electoral más violento en la historia, a la fecha suman 750 ataques de todo tipo y 251 homicidios a candidatos y políticos. Hay un escándalo internacional, el New York Times, en la edición del fin de semana, dedicó una nota en la primera plana sobre los ataques a políticos en México.
También el domingo pasado, The Washington Post tuvo como nota principal el cobro de piso que afecta a grandes zonas del país. El importante rotativo narra el fenómeno del “impuesto del crimen”, que se cobra a la producción de todo tipo de cultivos y a la prestación de servicios. En el artículo aparece la voz de las víctimas y también la de expertos que narran la crisis y el monto de los daños que causa la actividad criminal. Para alarmar aún más a sus lectores, el diario señala que la violencia genera migración y que cada vez más mexicanos buscarán pasar la frontera norte.
En los próximos meses, México y su violencia serán parte de la campaña a la presidencia en Estados Unidos. Urge el cambio de estrategia y enfrentar al crimen, esa es la mejor manera de cuidar nuestra soberanía.
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