COMPETENCIA Y COOPERACIÓN

Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.

 

ABDELALÍ JUSSALET SOTO VÁSQUEZ 

Brechas de Género en el Mercado Laboral de Saltillo

Emplearse en una actividad remunerada es mucho más difícil para la mujer que para el hombre. Cuando una mujer trabaja es frecuente que lo haga en condiciones de precariedad laboral, ya sea porque recibe una menor paga, no accede a posiciones de jerarquía, se encuentra en la informalidad o es víctima de acoso y discriminación.

Estas situaciones definen las brechas de género que existen en todas las sociedades y son una de las explicaciones de la subrepresentación de las mujeres en el mercado de trabajo.

En Saltillo, la participación laboral de las mujeres en la economía remunerada alcanza 49%, mientras que la de los hombres asciende a 76.2%, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.

Aunado a lo anterior, la participación de las mujeres en el mercado laboral apenas se incrementó en las últimas dos décadas. Entre 2005 y 2023 creció nueve puntos porcentuales al pasar de 40.8% a 49.1%. Según el Foro Económico Mundial, se estima que a este ritmo, tomará 130 años para que las mujeres alcancen la tasa de participación económica de los hombres.

Como es evidente, las mujeres que participan en el mercado laboral de la ciudad enfrentan una importante desventaja frente a los hombres. Muchos son los obstáculos y desigualdades que enfrentan las mujeres en su vida profesional, entre los más importantes están:

La baja formalidad: De acuerdo con “México, ¿Cómo vamos? solo 72% de las mujeres tienen un empleo dentro de la formalidad, en comparación con el 74% de los hombres. Esto implica que 30 de cada 100 trabajadoras en la ciudad carecen de certidumbre jurídica. Las mujeres en situación de informalidad ganan, en promedio un 27% menos que sus pares masculinos. Según señala Paola Pereznieto en el informe Mujeres en el mercado laboral informal y formal en México, la informalidad excluye a las mujeres del acceso a prestaciones como la salud, apoyo a la vivienda, cuidado de los niños y una pensión, así como protección contra el impacto de imprevistos como enfermedades graves o accidentes.

La brecha de ingresos por género: En promedio, las mujeres coahuilenses perciben $23,018 pesos al mes, mientras que los hombres perciben $36,311 pesos. Esto se traduce en una brecha de ingresos del 36% según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares del INEGI. Es decir, por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer recibe 64 pesos. Todavía más, al separar los ingresos por fuente de origen se revela que las transferencias representan el 24% del total de los ingresos de las mujeres frente a un 12% de los hombres; el hecho de que ellas reciban mayores ingresos por esta vía implica una menor autonomía económica y en la toma de decisiones.

La violencia laboral: Entre las mujeres coahuilenses que trabajan, tres de cada 10 han enfrentado violencia laboral en algún momento de su vida. El tipo de violencia que se reporta con mayor frecuencia es de tipo físico o sexual, y el causante es principalmente un compañero de trabajo. Sin embargo, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares del INEGI, apenas un 12% solicitó apoyo o tomó alguna medida al respecto. La razón principal para no denunciar, fue considerarlo un hecho sin importancia, miedo a las consecuencias y estar seguras de que nadie les creería.

La evidencia según la Agencia para la Cooperación Alemana demuestra una disminución de hasta un 35% en la productividad y el rendimiento laboral de las mujeres que viven situaciones de violencia además la probabilidad de tener un accidentes e incidentes laborales aumenta entre 105 y 124 %.

Sin duda la persistente brecha laboral de género en Saltillo y más ampliamente en México, refleja desafíos estructurales que requieren acción urgente y coordinada. Superar estas disparidades no solo es una cuestión de justicia social, sino también crucial para el desarrollo económico y la equidad; el Banco Mundial sugiere que facilitar el acceso de más mujeres a la fuerza laboral para alcanzar un porcentaje similar al de los hombres, ayudaría a incrementar la riqueza nacional hasta en un 22% y constituye una de las rutas más importantes para mejorar la situación de la mujer y promover la igualdad de género entre hombres y mujeres.