CLAVE DE FA

La asfixia presupuestal de AMLO al Poder Judicial

Si hay algo que ha demostrado una y otra vez la Cuarta Transformación, es que la austeridad republicana muchas veces sale más cara que la corrupción. Pero eso tiende a no importar cuando se agarra esa excusa como bandera de golpeteo político para toda aquella institución que no está alineada con la voluntad del presidente. En este caso, el Poder Judicial.

Resulta que el golpe más reciente que Palacio Nacional ordena contra la suprema Corte de Justicia de la Nación es una suerte de asfixia presupuestal. Como el presidente López Obrador no ha podido cooptar la autonomía de esta institución, desde el Congreso, la bancada morenista eliminó varios fidecomisos del Poder Judicial, bajo la excusa de combatir los privilegios de los jueces y magistrados.

En efecto, hay algunas partidas de estos fondos públicos, que suenan onerosas, como una partida para el mantenimiento de las casas habitación de los magistrados y jueces. O sea, ¿Cómo por qué estamos pagando eso? Pero también elimina partidas que afectan las pensiones y prestaciones de los trabajadores del Poder Judicial, que, como a cualquier trabajador, se le tendrían que dar por ley. También desaparece fondos necesarios para la operatividad de la justicia y el cumplimiento de México en tratado internacionales. Si de por sí, la cosa es lenta, como dice el ciudadano, «magínense» sin presupuesto.

Y es que esta es la típica de la 4T. Aducir que hay corrupción y privilegios para desaparecer los contrapesos al poder oficial. Es como si tu vieran una casa prestada en la que hay goteras, y en vez de impermeabilizar, prefieren demoler la casa para poder construir otra a su entero gusto, aunque salga más caro. Esa es la «austeridad» que terminamos pagando todos los mexicanos, con tal de que el oficialismo tenga más poder.

Sí, desde que llegó Norma Lucía Piña a la presidencia de la Corte, el presidente trae al Poder Judicial en la mira. Sentía que en el ministro presidente anterior, Arturo Saldívar, tenía un aliado porque no le significaba resistencia a sus proyectos estructurales. Ahora con Piña al frente, y solo con el apoyo incondicional de las ministras Loretta Ortiz y la pirata Yasmín Esquivel, no puede pasarse la Constitución por el arco del triunfo. Ergo, tiene que dinamitar política y presupuestalmente al Poder Judicial.

A AMLO le queda menos de un año en el cargo, pero no por eso va a menguar los ataques hacia todo lo que le significa resistencia: los partidos de oposición, las organizaciones de la sociedad civil, los mecanismos de transparencia, y los magistrados. Todos villanos del pueblo bueno y sabio, es decir, su conciencia y voluntad. ¡Vaya cierre de sexenio!


Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael