La importancia de la equidad de género en el ámbito laboral

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Las mujeres constituyen casi la mitad de la población mundial en edad de trabajar, pero solo alrededor del 50% de ellas tiene empleo. En el caso de los hombres, este número asciende en creces siendo el 80% el que participa de la fuerza laboral.

Encontrar trabajo sigue siendo mucho más difícil para la mujer que para el hombre. Más allá de que se ha avanzado en esta cuestión, el avance es lento y y se enfrenta a muchas trabas. Los puestos laborales a los que suele acceder la mujer siguen siendo, en reiteradas ocasiones, de baja categoría y en condiciones de vulnerabilidad.

Las causas de la desigualdad de género son variadas, pero se han mantenido a lo largo de los años. Primero, existe la segregación ocupacional: las mujeres tienden a desempeñarse en oficios peor remunerados y con horarios más flexibles que los hombres. Segundo, hay discriminación directa: hombres y mujeres con perfiles y puestos similares pueden obtener resultados de empleo e ingresos muy diferentes. Por otro lado, las normas sociales como que las tareas del hogar son obligación de la mujer, impactan negativamente en su trayectoria laboral.

Todos estos factores influyen psicológica y emocionalmente en las mujeres generando, a su vez, una frustración y credibilidad de esas ideas preestablecidas que en muchas ocasiones las bajan de la lucha por sus sueños. Es aquí donde entra la importancia de las sesiones de mentoría con mujeres para lograr derribar estas concepciones erróneas y alentarlas a retomar el camino del desarrollo profesional con herramientas fuertes que las conduzcan al éxito.

La importancia de la inmediatez de la equidad de género

Es urgente que las empresas garanticen condiciones de equidad de género para que exista un ambiente de respeto, justicia y reconocimiento. La paridad entre hombres y mujeres potencia la inteligencia colectiva, el trabajo conjunto y los procesos grupales, aumentando la innovación y el descubrimiento de estrategias que pueden marcar un antes y un después para la compañía.

Muchas empresas han quedado ancladas en el tiempo, sobre todo aquellas que tienen muchos años en el mercado. Para ellas, la transición hacia nuevos paradigmas y patrones culturales de igualdad puede tornarse compleja, pero es absolutamente necesaria. La evolución hacia la adaptabilidad se genera en todos los ámbitos y cada vez más rápido. Nuevas tendencias de mercado, clientes y productos florecen todos los días por lo que es vital contar con una mirada inclusiva y diversa si el objetivo es sostenerse a futuro.

Estrategias para avanzar hacia la equidad de género

Todo empieza por las empresas, es su deber fomentar la igualdad de género para poder aspirar a los beneficios que les deparará una mayor inclusión. Existen tres estrategias básicas.

Equilibrar el número de mujeres

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Es necesario fomentar el desarrollo profesional de las mujeres para que alcancen cargos altos en las empresas. Lo principal es equilibrar la fuerza laboral de género y emparejarla lo más posible. Las mujeres seguirán ocupando puestos de dirección mínimos mientras la proporción no se ajuste a todos los niveles.

Equilibrar las áreas en las que se desarrollan

Las mujeres abundan como directivas mayoritariamente en áreas como recursos humanos, finanzas y administración. Por otra parte, los hombres dominan en ámbitos como operaciones, investigación, desarrollo y contabilidad. Sectores más estratégicos y que suelen ser un trampolín más directo hacia un puesto de director general o cargos elevados en la administración.

Redefinir la cultura organizacional

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La creación de una cultura empresarial que impulse y aplique la perspectiva de género y la mejora de la competitividad entre hombres y mujeres implica la eliminación de los prejuicios sexistas que siguen existiendo dentro de la mayoría de las empresas. Es inminente que esto se logre y, para eso, es crucial que las mujeres estén preparadas para afrontar los conflictos que este avance genere con fuerza y determinación.

Los programas de mentoría de Laboratoria Plus trabajan para garantizar que las mujeres tengan las herramientas necesarias para lograr la igualdad de oportunidades de desarrollo y crecimiento. A su vez, envían un mensaje claro y contundente sobre el valor que le dan a la diversidad y fomentan una cultura empresarial donde la inclusión es un pilar fundamental para el desarrollo exitoso de la organización.

La desigualdad de género no es solo un problema social urgente, sino también un desafío económico pendiente que genera pérdidas millonarias a nivel mundial. Que las mujeres no alcancen todo su potencial profesional, perjudica al total empresarial que pierde, sin notarlo, el talento de la mitad de la población. El acceso equitativo a empleos de calidad independientemente del género, la edad o la raza es un objetivo no solo empresarial sino gubernamental al que todos los países deberían empezar a tomar más en serio.