BUENA SUERTE, LEO GRANDE

 

Con el particular encanto del cine británico, este filme que se encuentra en Netflix, es la demostración de cómo una estupenda actriz -Emma Thompson- puede salir airosa de un rol difícil y al borde del patetismo, elevando la calidad de una película que se deja ver como una reflexión sobre la manera de asumir el valor de la vida y la sexualidad sana en una sociedad en que predominan los prejuicios y los modelos predeterminados para las mujeres pasados los cincuenta años.

 Este filme made in England está protagonizado por Nancy Stokes, una maestra de escuela ya jubilad que ha llegado a una etapa de su vida en que se da cuenta que le falta cambiar su rutinaria existencia y sobre todo, tener buen sexo, sin complejo de su cuerpo ni de su edad. Ella tiene claro que su marido, ya fallecido, era un hombre correcto, buen padre de familia pero que jamás le dio sexo de calidad ni logró un orgasmo como se merece. Y para ello decide contratar los servicios de un joven gigoló para que, en el anonimato de un hotel, le brinde lo que ella anhela: ser una mujer sexualmente satisfecha. Y el acompañante resulta ser Leo Grande con quien tendrá tres encuentros, cada uno de los cuales adquiere las dimensiones de un descubrimiento de sí misma y del alma de este joven que se prostituye por alguna causa,

Con un estilo casi teatral, por la concentración de gran parte del metraje dentro de una habitación, Buena suerte, Leo Grande se las ingenia para alcanzar cuotas de genuina emoción, de grandes conversaciones que redefinen los hechos y dar paso para el lucimiento de la calidad actoral de una actriz que hace rato se ha consagrado en papeles tan intensos como sutiles, donde destaca su brillante performance para Lo que queda del día, uno de los grandes filmes de James Ivory.

Este filme, cuyo título original es Good look to you, Leo Grande, fue escrito por Katy Brand y dirigido por Sophie Hyde, es una mirada cálida, pero realista respecto de cómo las mujeres deben asumir su madurez, aceptar su cuerpo y ser feliz, liberándose de los prejuicios sociales. Acompañada del joven actor Daryl McCormack, Emma Thompson encara un papel con la convicción de que no existe edad para alcanzar la plenitud, ser feliz y aceptarse a sí misma.

Y es que a partir de la escena de la protagonista desnuda frente al espejo, los espectadores son invitados a un encuentro entre dos mentalidades -la de una profesora jubilada y un trabajador sexual autodenominado terapeuta de sexo- que tienen en común la necesidad de comunicación y afecto, aunque se trate de unas pocas horas y escasos encuentros en un hotel anónimo.

El excelente guion trata de temas reales y no menores: Nancy nunca tuvo relaciones satisfactorias con su esposo, a pesar de que con él formó una familia y siempre dispuso de una situación económica buena. Por eso cuando ella enviuda, pasado el duelo, decide embarcarse en una aventura a todas luces imposible para ella: contratar los servicios sexuales de un joven que podría ser su hijo y dejarse llevar en un camino hacia su propio descubrimiento como mujer.

Lo interesante del argumento es que Buena suerte, Leo Grande no solo aborda la sexualidad de Nancy, sino que además nos da datos para entender cómo ella llegó a esa etapa de su existencia, sintiendo esa insatisfacción y un montón de dudas acerca de sí misma.

Reflexiona también sobre las condicionantes sociales que hacen de las mujeres personas que no siempre alcanzan plenitud, ni orgasmos, ni felicidad porque les han lavado el cerebro desde niña, como dice la protagonista, respecto de esos y otros temas como la aceptación de un cuerpo, una edad cronológica y de cómo se deteriora la piel pero se mantiene el deseo de ser feliz y compartir esa felicidad,

Recibida con muy buenos comentarios en el Festival de Cine de Berlín por parte de la prensa, ha significado el regreso glorioso de Emma Thompson quien expuso una idea muy interesante en relación con el cuerpo femenino. En dicho certamen le preguntaron respecto de una escena en que ella se refleja completamente desnuda frente a un espejo y expresó:

“No puedo pararme frente a un espejo así nomás. Si me paro frente a un espejo, siempre sacaré algo o haré algo. No puedo quedarme ahí. ¿Por qué habría de hacer eso? Es horrible. Pero ese es el problema, ¿no? A las mujeres nos han lavado el cerebro toda la vida. Ese es el hecho. Y todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos y lo mal que está todo. Todo está mal, y tenemos que vernos así”.

Este filme se encuentra disponible en Netflix.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación