San Rafael: la comunidad que resurgió de las cenizas

Un año después del incendio en La Pinalosa que destruyó todo a su paso, el poblado de más de 140 años de existencia se ha levantado gracias al trabajo de su gente y el apoyo de asociaciones civiles

El 16 de marzo del 2021 el fuego del incendio que inició en «La Pinalosa», fraccionamiento campestre situado en los límites de Arteaga, Coahuila y Santiago, Nuevo León, llegó hasta San Rafael, comunidad enclavada entre los bosques de esta zona natural y que hace más de 140 años fue fundada por la familia Montalvo.

Desde el mediodía de aquella fecha, los lugareños lucharon contra el fuego para evitar que consumiera las cabañas que ahí edificaron. Fue en vano, las llamas como grandes brazos consumieron su patrimonio; a su paso incluso animales como caballos, burros, gallinas y vacas murieron calcinados.

EL PUEBLO FENIX

Ha pasado un año desde aquel fatídico siniestro, producto del descuido humano, que consumió más de 3 mil hectáreas de la Sierra de Arteaga. Entre los árboles quemados que se mantuvieron en pie como testigos de la tragedia y la primera casa que se construyó en este espacio conocida como «La Galera», comienza a brotar la esperanza en medio de las cenizas.

Como si de un pueblo fénix se tratara, subiendo a la zona más alta de San Rafael, en el mismo punto en el que al menos 16 familias perdieron su patrimonio durante el incendio, comienzan a edificarse casas que les servirán de hogar.

Los bloques de adobe, cemento, piedras y láminas para su construcción fueron donados por asociaciones como Amigos de la Sierra, Techo, Pico Norte, Arquitectas MX, Cáritas de Monterrey y La Cumbre Cotidiana, mientras que los propios beneficiarios se convirtieron en edificadores de estas viviendas, emulando el proceso de asentamiento de sus antepasados, quienes comenzaron a poblar esta zona aproximadamente en 1880.

Al recordar el incendio y cómo junto a su familia intentó sofocar sus llamas, Yesenia Vázquez Esquivel, habitante de este lugar y una de las primeras respondientes en el incendio del 2021, mira las montañas grises que durante su niñez fueron verdes, en sus ojos aún quedan lágrimas para llorar su tierra. Sin embargo, al mismo tiempo, agradece que en San Rafael la vida empieza a resurgir.

«Ha sido un proceso bien pesado, bien duro. Desde el primer día del incendio aquí estuvimos, trabajamos casi por tres semanas (…) y hasta el segundo mes, gracias a Dios, nos encontramos con Amigos de la Sierra y otras organizaciones que también apoyan; ellos fueron quienes nos brindaron la ayuda. Fueron 16 casas que se perdieron y solo en San Rafael de los Montalvo fueron 440 hectáreas que se perdieron de bosque. Logramos que ocho casas fueran reconstruidas», compartió en entrevista.

«Mi familia, mis parientes, están bien agradecidos con estas asociaciones que vinieron a apoyarnos. Trabajan de lunes a sábado, en mayo empezamos a hablar con los Amigos de la Sierra y ya en junio (del 2021) comenzaron a traer la maquinaria, el material. Ahorita ya van ocho casas, ya casi están por terminar. La mayoría (de las familias aún) está en Saltillo pero también se les está apoyando, ahorita están unas siete familias viviendo aquí», agregó.

FE EN SU RENACER

Para Yesenia, de 35 años, el observar cómo poco a poco San Rafael se recupera de lo sucedido es como despertar de una pesadilla en la que, como ella misma dice, «no nada más perdimos sierra, perdimos vida».

Cabe destacar que principalmente «Amigos de la Sierra» ha accionado un programa de preparación de la tierra para reforestar San Rafael y, aunque sabe que esto llevará años, no pierde la fe de que la vida le alcance para que este pulmón natural renazca.

«Todavía nos falta mucho, cuando veo algo verde estoy muy emocionada. He ido a caminar hacia arriba y veo los pinitos, es una emoción. Quisiera que mis ojos vieran como estaba hace un año, son muchas emociones», mencionó.

«Tenemos que darle tiempo a la tierra, más de un año, pero la tierra está haciendo lo suyo. Hemos caminado hacia arriba de la sierra y ya empiezan los pinos, de hecho hay pinos grandes y en la copa están reverdeciendo. Vino el fuego, después vino el agua y va a comenzar algo nuevo», apuntó.

CREAR CONCIENCIA

Vázquez Esquivel considera que es vital que paseantes y turistas que visitan la Sierra de Arteaga tomen conciencia sobre su cuidado, no tirando basura y, sobre todo, no encendiendo ningún fuego para evitar que lo que pasó hace un año se repita.

«Estamos tratando la recolecta de basura porque fue un descuido humano (lo que generó) esta tragedia. Sigan apoyando a estas asociaciones que mencioné, ellos nos apoyaron sin conocernos; lo que me gustó es que tuvieron ese corazón de decir ‘los vamos a apoyar’. Cuando haya un desastre como este, apoyen y apoyemos a cuidar nuestro bosque para que no tengamos que sufrir otro desastre igual».

(TEXTO: OMAR SOTO / FOTOGRAFÍA Y VIDEO: JOSÉ TORRES / EL HERALDO)