Siempre he escuchado que nada en la vida es “para siempre” y, aunque en ocasiones duela, es verdad. La vida va transcurriendo entre un abrir y cerrar de ciclos que darán paso a otros nuevos que puedan ofrecer un crecimiento y un mayor potencial.
Un ciclo es una etapa de nuestra vida, ya sea que nos haya generado alegría y satisfacciones, o decepciones y pérdidas. A través de cada uno de ellos, obtuvimos un aprendizaje y, si podemos vivirlo con sabiduría, independientemente de la emoción que hayamos tenido que transitar, siempre nos dejará un beneficio. Cuando el aprendizaje fue entendido, el ciclo se concluye y toca pasar a la siguiente etapa.
Muchas veces, se nos dificulta cerrar ciclos, ya sea porque soltar los beneficios que nos generaba seguir en la misma situación suele ser doloroso. En otras, porque la costumbre nos arropó suavemente generando una zona de confort que, al cerrarlos, vamos a perder y va a significar hacer un esfuerzo para poder recibir beneficios diferentes en la nueva situación.
Y para que pueda ser menos difícil, creo que puede ayudarnos el comprender que cerrar ciclos no sólo significa terminar y soltar, sino quedarse en paz y en gratitud con esa parte para dejarla en el pasado. Eliminar los “hubiera” o “debería” para abrazar la aceptación sabiendo que, en el momento, hicimos lo mejor que pudimos, disfrutamos lo que pudimos con los recursos que teníamos a la mano.
Cuando dejamos ciclos abiertos no podemos avanzar, esto provoca que arrastremos su carga emocional negativa a las nuevas experiencias en el presente. Y, aunque miremos hacia adelante y caminemos con fuerza, esas cargas se convertirán en una carga que provocará que nos estanquemos o, incluso, nos hagan retroceder esperando a ser cerradas.
En algunas ocasiones, como te comentaba anteriormente, ya sea por dejar la comodidad de lo conocido o porque de alguna manera generamos alguna dependencia, nos da miedo concluir. Creemos falsamente que, si permanecemos aunque sea mentalmente en el pasado, podemos seguir viviendo en esa misma etapa. Eso sucede mucho con los adultos que siguen siendo adolescentes o incluso niños, esperando a que la vida transcurra según sus deseos y su comodidad, hasta que la realidad les da las suficientes evidencias de que el tiempo ha pasado y de que tienen que crecer.
Es mejor aceptar que las cosas cambian a su tiempo, porque, precisamente, lo único que no regresa es el tiempo. Y entre más tardemos en aceptar que aquello que nos proporcionaba un beneficio ya no está más aquí, dejaremos pasar aún más oportunidades para volver a ser felices, seguir creciendo y poder disfrutar nuevamente de nuestras vidas.
Recuerda que, aunque parezca que perdiste algo, tienes la capacidad de generar los mismos beneficios que ese algo te brindaba, de una o varias maneras diferentes. Gracias a Dios nada ni nadie somos indispensables, y la vida nos recuerda a cada momento que siempre abunda la materia prima para volver a construir eso que tanto apreciamos, de una manera más sabia a partir de que ya generamos experiencia en ello al haberlo vivido.
No es lo mismo FELICIDAD que COMODIDAD. Ni SEGURIDAD que APEGO.
En este día te invito a que te preguntes qué es eso que se te dificulta aceptar que ya concluyó para que puedas cerrarlo con gratitud y amor y, de esa manera, puedas dejar espacio para que lleguen cosas nuevas y maravillosas a tu vida. Toma consciencia de que, si insistes en permanecer en eso más allá del tiempo necesario, puedes provocar tú mismo que pierdas la alegría y el sentido, así como la energía que necesitas para empezar a crear cosas nuevas.
¿Cuál es ese ciclo que necesitas cerrar hoy?
En Diciembre, acostumbramos a cerrar ciclos para hacer espacio a las cosas nuevas que queremos emprender. Al comienzo de este mes, te invito a que lo aproveches al máximo, aceptes, sueltes y si es necesario perdones, para que puedas abrirte a lo nuevo que viene.
Luego, abraza los aprendizajes para que puedas generar gratitud por aquello que viviste, te haya gustado o no. Y, de este modo, estarás en la disposición adecuada para abrazar aquello grande y maravilloso que la vida tiene preparado para ti. Recuerda que cuando la vida te cierra una puerta, abre mil ventanas.
Todo en la vida sucede por algún motivo. Lo que nos pertenece debe venir hacia nosotros y lo que ya no nos pertenece debe irse de nuestro lado.
Si eres valiente para decir “adiós” la vida te recompensará con un nuevo “hola”.
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