De continuar con rescates y embarazos de felinos que no esterilizó, habría alcanzado 60 ejemplares viviendo en su domicilio, asegura
En 2017, la señora Rosalia Ruiz Ramírez comenzó a rescatar gatos de las calles y llevarlos a su domicilio. Recuerda que fue una gata pequeña la primera que llevó al lugar en el que entonces vivía, en la colonia Vicente Guerrero.
Desde entonces, a veces porque su pareja sentimental los llevaba a casa y otras porque simplemente llegaban más hasta a su domicilio, como si entre felinos hubieran corrido la voz sobre este «albergue para gatos», comenzaron a acumularse por decenas en su vivienda.
«La situación empezó hace siete años, más o menos, después de que yo me junté con mi pareja. Vivíamos en la colonia Vicente Guerrero, teníamos una vecina enfrente, su nieta tenía una gatita chiquitita, de uno o dos meses, pero veíamos que la traían como si fuera un juguete. Vimos a la gatita flaquita, se le veían las costillas; un día vimos que el padrastro de la niña aventó a la gatita a la calle y mi pareja la agarró y la metió a la casa», contó.
«Nunca fue nuestra idea seguir rescatando, sólo que la gatita andaba en celo y salió a la calle, y regresó embarazada y tuvo cinco gatitos. Después unos amigos de mi pareja encontraron a una gatita tirada en el Periférico, en lo que era La Cabaña; era una bebita, se la llevaron a mi esposo, la rescató y aquí anda», agregó.
Cuando tuvo que mudarse a la colonia El Bosque, además de sus muebles, ropa, electrodomésticos y demás cosas, cargó con sus más de 20 gatos que, en sus palabras, si no hubiera sido por la muerte de algunos y la adopción de otros tantos, pudo haber tenido hasta 60.
«Yo aquí llegué con 26 gatos, se me murieron tres o cuatro gatos después. Luego recogí una aquí a afuera, ‘Copito’; a otra gatita fueron y la aventaron a la plaza donde él trabajaba como guardia de seguridad, la vio mi esposo y se la trajo»
«Después de que llegamos al número 15 gatos grandes, de un año, volvieron a tener camadas y empezamos a darlas en adopción luego, luego. Si no hubiera sido por algunos que di en adopción o por bebecitos que se me morían de días, yo hubiera tenido, más o menos, 60 gatos», externó.
MOMENTO DE DEJARLOS IR
Pasó el tiempo y, en medio de su vocación por rescatar y dar asilo a mininos, hace cuatro años nació su hija. Cuenta que desde los cinco meses de edad su pequeña, quien estudia preescolar, convive con gatos y, según ella, nunca ha padecido de alergias u otras enfermedades por estar cerca de ellos.
Sin embargo, a principios de septiembre de este 2024, recibió la visita de personal de la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (PRONNIF) en respuesta a un reporte anónimo sobre probable omisión de cuidados de la menor, que se recibió en la dependencia estatal con sede en Saltillo, lo que derivó en su canalización al DIF Saltillo, donde su Departamento de Psicología le pidió deshacerse de los gatos por el riesgo sanitario que implica el tener tantos gatos en su vivienda y en vías de prevenir cualquier afectación a la salud integral de su hija.
«Nunca había tenido problemas hasta hace como un mes que llegaron dos oficiales, de hecho, me buscaron por toda la calle preguntando por mí. Me dijeron que venían atendiendo un reporte anónimo de omisión de cuidados hacia mi hija. Le comenté al oficial que podía checar a la niña, no tiene ningún golpe, no está maltratada, no está desnutrida. Le vi la intención de entrar al domicilio, pero no lo dejé entrar, le dije que me podían hacer las preguntas que quisieran, pero no los dejé entrar», recordó la madre de familia, quien desde entonces acude regularmente a terapia psicológica en el DIF Saltillo.
«Me dejaron el citatorio para ir al área jurídica del DIF que está frente del Bosque Urbano. Me presenté el día 5 de septiembre, primero nos entrevistamos con la psicóloga, primero entró la niña y después yo, y ella fue la que me dijo que la cuestión era por la cantidad de gatos que tenía conviviendo con la niña. Para ellos implica una omisión de cuidados que la tuviera conviviendo en un lugar donde vivieran tantos gatos, que como es un lugar reducido eran muchos gatos para estar conviviendo con la niña», abundó.
NUEVOS HOGARES
Tras lo sucedido, decidió poner en adopción a 27 de los 29 gatos a través de su perfil de Facebook, quedándose únicamente con los dos primeros que rescató. De estos, le quedan solamente cinco que, a través de requisitos como copia de INE, promesa de esterilización y permitir que sean visitados periódicamente por su dueña original, pueden convertirse en los nuevos compañeros de alguna familia o persona interesada en cuidarlos. Para mayor información al respecto, se puede llamar o mandar mensaje vía WhatsApp al 844 185 2705 o acudir directamente al domicilio de Rosalia, en Mezquite 740, colonia El Bosque, cerca de la colonia Guayulera.
«Como se los dije a los adoptantes que se han llevado a los gatos, ustedes se están llevando un pedacito de mi corazón, sí me preocupa en dónde iban a quedar. Después de esta situación me vi en la necesidad de hacer las publicaciones en Facebook», finalizó. (OMAR SOTO)
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