PLAZA CÍVICA

El voto de bolsillo y el precipicio autocrático

Más allá del carisma lópezobradorista o la oxidación opositora, el proyecto morenista se logró imponer por algo simple: el voto de bolsillo. Por primera vez desde la alternancia en el poder, los mexicanos tuvieron más dinero en sus bolsillos. Y esa simple pero poderosa política ha puesto en peligro la sobrevivencia de la democracia-constitucional misma.

La gran promesa de la democracia mexicana consistió en elevar el nivel de vida de los mexicanos. Y en los dieciocho años de vida democrática anteriores al populismo lópezobradorista, esa promesa falló: desde la llegada de Vicente Fox al poder y hasta la mitad del mandato de Enrique Peña Nieto, creció el número de mexicanos que afirmaban que su situación económica personal había empeorado (fuente: Parametría). Pero ¿es a la mitad del mandato del frívolo de Peña Nieto cuando la población comienza a sentir mejoría? Tiene sentido: justo en 2015 se aprueban los cambios constitucionales para desindexar el salario mínimo, y comienzan los primeros aumentos significativos.

López Obrador no solo continuó esa política, sino la aceleró: de acuerdo con Sebastián Garrido de Sierra, si con Calderón aumentó de 75.05 a unos míseros 75.26 pesos el salario mínimo, y con Peña Nieto de 75.4 a 86.37 pesos, con López Obrador había aumentado a 166.66 pesos para agosto de 2023 (en diciembre de 2023 se decretaron nuevos aumentos del 20%). A eso hay que agregar los programas sociales, los cuales tuvieron aumentos presupuestales significativos: el gasto total de la Secretaría de Bienestar era de 144 mil millones de pesos al finalizar el sexenio de Peña Nieto, pero para 2024 su presupuesto había aumentado a 543 mil millones de pesos (fuente: Instituto Mexicano para la Competitividad, IMCO). Las consecuencias han sido evidentes: 5.1 millones de mexicanos salieron de la pobreza, y la pobreza laboral disminuyó de 40.7% a 37% en este sexenio. Eso sí, aumentó la pobreza extrema en 400 mil mexicanos, y los ricos se hicieron todavía más ricos, con ayuda del gobierno federal.

Mas dinero en el bolsillo, aunado a un hartazgo con los partidos tradicionales, han traído como consecuencia el posible deceso de la democracia-constitucional mexicana. Es así de sencillo: si Fox o Calderón se hubiesen enfocado en elevar los estándares de vida de la población y, especialmente, su poder adquisitivo, el populismo lópezobradorista no hubiese llegado al poder. Pero no lo hicieron y, ante las mayorías aplastantes obtenidas por Morena en 2024, lo que López Obrador y Claudia Sheinbaum escuchan es un mandato popular para destruir nuestra democracia-constitucional. ¿Realmente lo hay, o simplemente fue un voto de bolsillo?

A pesar de todo, y por casi cualquier estándar, las presidencias de Fox, Calderón y Peña Nieto fueron mucho mejores que la lópezobradorista. La descomposición actual es tan grande, que para muchos resulta difícil de esbozar y comprender. Y, sin embargo, López Obrador se enfocó en el bolsillo de los mexicanos, aumentando un poco sus pesos. Y con eso, ahora nos encontramos en el precipicio autocrático.

 

fnge1@hotmail.com

 

@FernandoNGE

 

Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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