SANTIAGO DE MAPIMÍ

CRONISTA DE TORREÓN 

El 25 de julio de 1598 el religioso Juan Agustín de Espinoza y quienes lo acompañaban, llegaron a territorio mapimeco, fundando tal día  en que se celebraban las fiestas  religiosas de Santiago Apostol, el cual fue bautizado como “Santiago de Mapimí”

 La tercera población lagunera que fundara el padre jesuita Juan Agustín de Espinoza, acompañado por el capitán Antón Martín Zapata, fue la que en un principio fue conocida como “Santiago de Mapimí”. Para tal efecto, se hicieron acompañar de un regular número de familias al parecer provenientes de Saltillo, de origen español y tlaxcalteca, las que se dedicaban principalmente a las actividades agrícolas y de extracción de minerales, toda vez  que en tal sitio existían grandes y valiosos yacimientos de toda clase.

El 25 de julio de 1598 el religioso Juan Agustín de Espinoza y quienes lo acompañaban, llegaron a territorio mapimeco, fundando tal día  en que se celebraban las fiestas  religiosas de Santiago Apostol, el cual fue bautizado como “Santiago de Mapimí”, en honor al santo patrono de la nación española, señalándose en las crónicas de la época que tal nombre se le impuso en honor del santo patrono antes mencionado, mencionándose que tal día se  celebró una misa en una capilla improvisada, precisamente en el lugar en donde actualmente se encuentra el templo de “Santiago Apóstol”.

Es de mencionarse que el vocablo Mapimí  proviene de Mapeme  que en dialecto cocoyome significa “cerro alto” tal y como  era conocido por los originarios habitantes de la región. Las primeras minas que se descubrieron fueron las de “San Vicente, Jalapa y San Ignacio”; en ellas se inició la gran industria extractora de la región, sobre todo de oro, plata y plomo, lo que trajo como consecuencia el establecimiento de primitivas fundidoras. Desafortunadamente, el progreso de Mapimí siempre tuvo en contra las invasiones de los llamados indios bárbaros, entre ellos los  tobosos, cocoyomes y tarahumaras.

En el año de  1648 tuvo lugar la primera invasión de parte de los tobosos, lo que trajo como resultado una destrucción parcial. La segunda invasión fue de parte de los tarahumaras, pero la más conocida es la tercera, la que tuvo lugar la tarde del jueves santo del año de  1715, en la cual intervinieron indios cocoyomes y tobosos, los cuales invadieron y arrasaron al incipiente poblado, mientras se llevaba a cabo una procesión litúrgica en la que participaron aproximadamente quinientas personas, las cuales fueron atacadas al encontrarse reunidas en la plaza principal, privando de la vida a cien españoles  y a más de trescientos criollos.

En tal  ataque  un grupo de  mapimenses  se llevó la imágen del cristo crucificado, la que fue depositada en la parroquia de Cuencamé, donde  es venerado como “ El señor de Mapimí”. En el año  de 1811, en una casona que aun se conserva, fueron internados  por varios días a su paso para Chihuahua a donde iban a ser procesados don Miguel Hidalgo y Costilla, don Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo; y en el año de  1864 don Benito Juárez García recibió la hospitalidad de los habitantes de la Villa de Mapimí, desde donde dictó trascendentales acuerdos para la comarca lagunera.

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El Heraldo de Saltillo
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