CRONISTA DE TORREON
Los antecedentes más remotos que se tienen respecto a la celebración del día de difuntos, lo ubicamos en las culturas prehispánicas antes del arribo de los soldados españoles a tierras de México en el año de 1519. En efecto, las culturas de la etapa histórica conocida como prehispánica que habitaban territorio hoy nacional, sobre todo los mexicas o aztecas, quienes dentro de su cosmovisión celebraban el retorno de las ánimas o almas de los difuntos, quienes regresaban al mundo de los vivos para convivir con sus familiares a través de las ofrendas que éstos les preparaban.
Algunos de los historiadores de la época en que nos hemos situado, afirman que la fecha en que nuestros antepasados nacionales conmemoraban a sus familiares, coincidía con la fecha en que terminaba el ciclo agrícola del maíz, lo que realizaban a través de varias creencias en su honor, pues la finalidad era que sus difuntos regresaran con ellos para que convivieran mediante las ofrendas que les preparaban en los templos o sus casas, y en tales festividades no solo se realizaban ofrendas, sino que de igual manera se ofrecía comida típica, pero sobre todo se procedía a levantar un altar para los difuntos.
Los mexicas eran creyentes de Mictlantecuhtli, quien era el dios de la muerte, y de Mictecacihuatl, diosa de la muerte, y ambos dioses del Mictlan que venía ser el lugar de los muertos en el inframundo, lugar al que preparaban a quien fallecía para que llegara a él, sepultándolo primeramente con sus prendas personales, tal y como eran sus instrumentos de trabajo y sus armas si era guerrero, la ropa que usara y demás objetos personales, todo lo anterior para que fuera admitido en el Mictlan después de su viaje al inframundo.
En nuestra gran ciudad de Torreón, hasta el año de 1894 se contó con un panteón municipal, después que don Andrés Eppen donó el terreno para ello al poniente de la entonces “villa del Torreón”, en el cual hubo necesidad de abrir en 1911 una fosa común para sepultar a los 303 ciudadanos chinos que fueron muertos en la primera toma del Torreón, al encontrarse casi agotadas las tumbas. Con posterioridad, en el año de 1918, debido a la epidemia de la influenza española, hubo necesidad de abrir otra fosa en la Riviera del rio Nazas.
En consecuencia de lo anterior, la veneración de los muertos en Torreón dio inicio a finales del siglo XIX, con la apertura del panteón municipal, ya que los deudos de los difuntos contaban ya con un lugar a donde acudir para cumplir con esa gran tradición ancestral. En el año de 1935 se puso en funcionamiento el panteón “Torreón”, al oriente de la ciudad, en el cual se establecieron áreas para sepultar a difuntos de las diversas etnias que radicaban en nuestra gran ciudad, lugar en el que se continuó con la tradición de celebrar el día de muertos.
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