A medio camino entre la excelencia y lo habitual, este thriller británico hereda lo mejor del suspense de Sir Alfred Hitchcock, aunque se queda entrampado en un guion que parte con excelencia, se desinfla a medio camino y termina muy enrevesado en el tramo final, aun cuando mantenga en todo momento el ritmo nervioso y las vueltas de tuerca necesarias para interesar a los espectadores. Es, en síntesis, un juego virtuoso, bien filmado, que no alcanza a tener la cuota perfecta de sagacidad y atrevimiento que eran necesarios, sobre todo cuando su argumento apuntaba hacia esferas de la naturaleza humana que siempre nos brindan sorpresas y desajustes.
Este filme pertenece a un género bien específico -el thriller- que tiene su encanto en el suspenso y en la truculencia de su argumento, aun cuando no siempre todo resulta coherente y hay instantes que no quedan bien resueltos en su trama deliberadamente oscura y morbosa.
Yo estuve aquí (I came by, 2022) parte por presentarnos a dos amigos, Toby y Jay, ambos grafiteros que llevan meses entrando a mansiones de gente adinerada, con el solo propósito de demostrar que pese a sus fortunas están de igual modo expuestos. Cada visita termina con un graffiti, que es en el fondo su sello de identidad: la frase «Yo estuve aquí» dispuesta en el muro principal.
El primer elemento de conflicto surge cuando Jay decide dejar este juego peligroso, porque pronto será padre y comprende que ha llegado el momento de cambiar y formar familia. Molesto con el proceder de su amigo, Toby decide continuar y una noche se mete a la mansión del juez retirado Sir Héctor Blake. Pero cuando creía que sería la misma rutina, el joven descubre con horror que tras la fachada de persona intachable y benefactora, el juez oculta un secreto terrible, que significará peligro de muerte para quien lo descubra.
El director Babak Anvari (ganador del BAFTA) emplea su propio guion, que firma junto a Namsi Khan, para presentarnos este thriller muy entretenido, aunque lleno de desequilibrios, con los característicos giros inesperados que transforman a sus protagonistas a medida que la historia avanza. En este sentido, lo mejor que tiene Yo estuve aquí es el factor sorpresa, partiendo por el destino de los que creíamos serían los protagonistas de este filme enervante y crispado.
Esto mismo, curiosamente, atenta con la coherencia interna del filme, sobre todo porque el porqué de la película no queda lo suficientemente claro y todo el segmento final requiere de una segunda mirada para comprender a carta cabal qué fue lo sucedido y cuáles son las motivaciones del juez y los grafiteros.
Si bien tiene su gracia, su misterio y un excelente tratamiento visual, donde predomina el claroscuro, esta pieza fílmica no es original en su propuesta, aunque sí muy acertada en la manera en que va aumentando en densidad y demencia, lo cual contribuye a mantener a los espectadores casi siempre en un estado de alerta permanente, sobre todo a la hora en que se descubren secretos terribles que comprometen a gente honorable, aristócratas e inmigrantes que esperan radicarse en Londres, tratando de escapar de sus propios fantasmas.
A la hora de los recuentos, puede decirse que se trata de un muy bien elaborado McGuffin, término acuñado por el inimitable director Alfred Hitchcock que se refiere a un hecho que no se ve, pero que hace funcionar la película, qué está ahí siempre, aunque nadie lo mencione.
Resulta inteligente que Netflix, el gigante del streaming, ponga en su cartelera películas como éstas que buscan impactar a los suscriptores desde los temático, como sucede con Yo estuve aquí, thriller de producción propia que desde los primeros días de septiembre, ha logrado el récord de posicionarse como una de las películas más vistas a nivel mundial en esta plataforma.
El director Babak Anvari es de origen iraní, se encuentra radicado en Inglaterra y con este éxito logra consolidar una carrera emergente y prometedora, porque esta película propone una más que eficaz mezcla entre el suspenso y el terror, aun cuando también describe un drama ineludible respecto de los inmigrantes en el Reino Unido, con su correspondiente lectura política que invitan a un análisis en torno a las desigualdades sociales y económicas, además de ser un retrato bastante duro acerca de las relaciones familiares en la sociedad actual.
Algo que puede resultar interesante como construcción fílmica es que el rol del protagonista va fluctuando entre varios personajes a medida que la película avanza, lo cual le da un toque distintivo al filme y ayuda a que el suspenso y lo terrorífico del descubrimiento en casa del juez, sea un juego constante entre varias personas, que juega entre el suspenso y el terror, haciendo que la narración se torne angustiante, sobre todo por una intriga donde lo sutil convive con lo truculento, incomodando más por lo que sugiere y no se cuenta que por lo que se ve e impacta, y donde por cierto nada (ni nadie) resulta ser lo que parecía.
De este modo, Yo estuve aquí apela a recursos cinematográficos bien específicos, busca el miedo en el espectador aunque en ningún momento pierde la mirada en la realidad, hurgando en las injusticias, las luchas de clases, el rol de la policía y las clases dominantes.
FICHA TÉCNICA DE “YO ESTUVE AQUÍ”
Título original: I Came By. Año: 2022. Duración: 110 min. País: Reino Unido. Dirección: Babak Anvari. Guion: Babak Anvari, Namsi Khan. Música: Isobel Waller-Bridge. Fotografía: Kit Fraser. Productora: Two & Two Pictures, Film 4, Regency Television, XYZ Films. Reparto: George MacKay, Percelle Ascott, Kelly MacDonald, Hugh Bonneville, Varada Sethu, Lee Byford y Antonio Aakeel, entre otros. Distribuidora: Netflix.
Autor
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Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación
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