Desde que el 21 de noviembre fue electo presidente de Chile, los dichos y hechos de Gabriel Boric, que tomará posesión el 11 de marzo y este viernes 21 presentó a su gabinete, son noticia internacional y han ido aclarando como será su gobierno.
Y aunque ha calmado inquietudes sobre su radicalismo y grandes empresarios y dueños de pequeñas y medianas empresas le han expresado apoyo, persiste temor en sectores de derecha; militares pinochetistas exigen reconsidere el nombramiento de la nieta de Salvador Allende como ministra de Defensa y la izquierda dura ha cuestionado otros.
Aficionado a la poesía y a atisbar desde la copa de un árbol de su natal Punta Arenas el Estrecho de Magallanes, Boric sigue agregando primicias a la historia.
Será el presidente más joven y es menor que 9 millones de chilenos; casi la mitad de sus compatriotas.
Y su gabinete deja ver que mujeres y jóvenes fueron sus principales votantes: siete de sus ministros están entre los entre 30 y 39 años y 14 de las 24 secretarías de Estado, tienen titulares mujeres.
Itzia Siches, su jefa de campaña y ex presidenta del Colegio Médico, será cabeza del gabinete como ministra del Interior y Seguridad Pública.
La diversidad sexual estará representada por Alexandra Benado y el profesor de castellano Marco Antonio Ávila Lavanal, ministros de Deporte y Educación, abiertamente homosexuales.
Y la regional por siete ministros originarios de otras tantas regiones.
Nueve organizaciones políticas tendrán cartera y los partidos Comunista y Socialista, 4 cada uno.
En la secretaria general de la Presidencia y la Vocería, colocó a sus compañeros de las luchas estudiantiles de 2011; el independiente Giorgio Jackson y la comunista Camila Vallejo, quien declaró que harán un gobierno de centroizquierda.
La designación como secretario de Hacienda de Mario Marcel, bien vista en el sector privado por su experiencia en la Dirección de Presupuesto, Banco Central, Banco Mundial y OCDE, no fue del gusto de izquierdistas que lo consideran neoliberal.
Pintó raya ante dictaduras latinoamericanas, nombrando canciller a la abogada Antonia Urrejola, criticada por la izquierda por denunciar desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a los tiranos de Nicaragua y Venezuela.
Y rindió homenaje al pasado, nominando a Maya Fernández, nieta del presidente Allende, ministra de Defensa; designación que el general pinochetista Manuel Ojeda Turrent, califica como “severa afrenta y humillación a nuestra institución” y amenaza podrían no rendirle honores en ceremonias militares.
Así están algunas cosas, en vísperas de que este miércoles 25 nombre subsecretarios en el centro de eventos Casona Cañaveral; que perteneció a Miria Contreras “La Payita”, secretaria y amiga íntima del presidente Allende que solía pasar ahí, fines de semana.
Autodefinido como “socialista, demócrata, con más dudas que certezas y más ponderado que moderado, porque hay moderados que por miedo a moverse, reventaron la olla a presión”, Boric niega haber cambiado entre la primera y la segunda vuelta electoral, pero advierte que prefiere ser arcilla que piedra y por equivocarse, ha aprendido.
Y sigue firme en la urgencia de hacer cambios graduales respetando derechos humanos, descentralizando el poder y haciéndose cargo de los desafíos medioambientales y la crisis climática.
Muchos de su círculo estudiaron en escuelas públicas y universidades chilenas de prestigio y después, con becas de la institución gubernamental Becas Chile, cursaron maestrías en universidades inglesas.
Tal vez por eso, la periodista Andrea Vial Herrera de la BBC logró la primera entrevista concedida a un medio extranjero y cabeceada «No espero que las élites estén de acuerdo conmigo, pero sí que dejen de tenernos miedo”.
Manifestó en ella, interés por hablar con lideres como Emmanuel Macron de Francia, y la finlandesa Sanna Marin y esperanza de trabajar “codo a codo con Lucho Arce en Bolivia, con Lula si gana las elecciones en Brasil y el colombiano Gustavo Petro, porque se puede armar un eje tremendamente interesante”.
Reconoció no ser pionero “recogemos un legado que va mucho más allá…” y que en Chile hay menos pobreza y mayor acceso a bienes básicos y educación; “pero igualdad e inclusión, están pendientes”.
Y se explayó en su propósito de una sociedad sin discriminación por nacimiento, etnia o color de piel; lo que requiere de reformas estructurales, que no se alcanzarán rápido.
“La gente sabe que no podré cumplir todo, pero quiere que lo intentemos… voy a ir contándoles lo que vayamos enfrentando, involucrándolos para que se sientan parte del gobierno y moldeando expectativas en función de la realidad, que es más porfiada que cualquier ideología.”
No busca, dijo a la BBC, enfrentar buenos contra malos, sino que todas las fuerzas productivas lleguen a acuerdos para poder crecer y redistribuir mejor; “si no nos movemos juntos y la izquierda se fracciona, será muy difícil”.
Por eso, escuchará y se abrirá a nuevas ideas; y su principal riesgo sería, no ampliar su base social.
Habló también, de su trastorno obsesivo compulsivo que controla con medicamentos “y a veces comiendo, que no es el mejor método”; la lectura lo tranquiliza y juega fútbol cuando puede.
Anhela finalizar su mandato “con un Chile más justo, en el que nos escuchemos porque hemos estado tan divididos que es importante que volvamos a querernos… y con menor poder, porque la idealización de la figura presidencial no va con mis características…”
Y citó una frase del compositor Gustav Mahler, «la tradición no consiste en la adoración de las cenizas sino en la preservación del fuego».
Persiste la incógnita de donde vivirá; en Chile los presidentes residen en su propia casa, pero él no tiene y alquila con su novia Irina Karamanos de 32 años, nieta de inmigrantes griegos y alemanes y próxima primera dama, un departamentito en una zona bohemia de Santiago que no reúne las condiciones de seguridad para hogar de un jefe de Estado.
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