NO MÁS QUIMIOTERAPIAS

Este 19 de octubre Día Mundial contra el cáncer de mama, primera causa de muerte en mexicanas de más de 25 años, nos encuentra con excelentes noticias.

Otros años he escrito sobre el origen de la celebración, los factores de riesgo, la autoexploración y la importancia de la detección temprana.

Hoy me referiré al artículo de la doctora Gina Kolata en el New York Times del 4 de octubre, Cáncer sin quimioterapia: una revolución silenciosa, que informa que un número cada vez mayor de pacientes con cáncer de mama y pulmón, recurren a otras técnicas con mejores resultados y sin fatigarse, perder pelo, sufrir náuseas o lesiones en los nervios.

Durante décadas la quimioterapia fue “la norma, el dogma” contra el cáncer de seno y otros tipos de cáncer, explicó Gabriel Hortobagyi, de la clínica MD Anderson Cancer Center de Houston.

Agregando que ahora existen mejores opciones y fármacos que atacan proteínas específicas presentes en la superficie de los tumores y las destruyen; «se nos prendió el foco con eso».

Y está de acuerdo Lisa Carey, especialista en cáncer de mama de la Universidad de Carolina del Norte, “Es un mundo totalmente distinto”, dice.

El cambio comenzó hace 15 años, cuando el primer fármaco específico para el cáncer de seno, Herceptin, fue autorizado en combinación con quimioterapia y como algunos estudios revelaron que daba buenos resultados solo, empezaron las dudas en el dogma de que la quimioterapia era imprescindible.

Y aunque modificar no es fácil, cada vez más oncólogos han ido adoptando el nuevo enfoque, sostenido en datos recopilados durante años y al que ha ayudado el abaratamiento y rapidez de la secuenciación genética; porque predice con precisión, quiénes se beneficiarán de cada uno de los nuevos fármacos.

Existen ya, 14 específicamente para el cáncer de mama, tres de ellos aprobados apenas el año pasado, decenas más están en pruebas clínicas y cientos en etapa inicial de desarrollo.

Y sin quimioterapia, casi se ha triplicado la supervivencia media para mujeres con cáncer de seno metastásico.

Además, en Israel la compañía IceCure Medical ha venido perfeccionando desde 2012 un procedimiento que convierte a los tumores en «bolas de hielo” para extirparlos sin necesidad de cirugía y sin dolor, porque el frío anestesia, y dejando una cicatriz casi imperceptible.

Consiste en meter una aguja helada a la mama afectada, para congelar el tumor y destruirlo sin alterar los tejidos cercanos y se realiza en 15 minutos, como si se tratara de quitar una verruga.

Y como la medicina avanza en aquellos países que dedican recursos a la investigación, pronto la detección masiva del cáncer se podrá hacer con ayuda de perros, moscas y gusanos.

En su nota “La Nariz sabe” The Economist, detalla la capacidad de los perros para detectar cáncer oliendo muestras de orina de las pacientes.

 

Pero como entrenarlos es caro y tardado, porque los manejadores cobran y los animales se cansan y aburren; los científicos buscaron otras opciones.

Y las encontraron en las moscas de la fruta, y los gusanos nematodos Caenorhabditis elegans.

La investigadora Giovanni Galizia de la universidad alemana de Konstanz, modificó genéticamente a la mosca de la fruta para que cuando sus antenas capten determinados olores, su actividad cerebral genere fosforescencia visible con un microscopio.

Su forma varía según lo que la mosca haya olido y una máquina define las células cancerosas con precisión tal, que puede determinar hasta el tipo de cáncer de mama que se padece.

Actualmente la doctora Galizia experimenta con células que se reproducen en un plato de laboratorio, pero su meta es que las moscas diagnostiquen con gotitas de orina.

Y es precisamente con orina, como Hirotsu Takaaki investigador de la Kyushu University de Japón, empezó en el 2012 a detectar cáncer del pecho usando gusanos.

Porque resulta que a esos gusanos les encanta la orina de los cancerosos y nadan hacía ella, mientras que huyen de la de los sanos.

Takaaki fundó en 2016, la empresa Hirotsu Bio Science para automatizar el proceso y actualmente tiene en Japón tres centros de detección de cáncer con gusanos, donde robots colocan gotas de orina en discos Petri, y gusanos en un recipiente central; si nadan hacía la muestra, es seguro que el paciente tiene uno de entre 15 tipos de cáncer.

El artículo termina asentando que, desde Hipócrates, los médicos han sido impulsados a usar la nariz para ayudarse en sus diagnósticos y el que ahora puedan contar con la asistencia olfatoria de invertebrados, «no es mala cosa.»

 

Autor

Teresa Gurza
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