FELICIDAD Y DEMOCRACIA

En estos días se publicaron nuevos índices de democracia y felicidad y en ambos estamos mal.

En felicidad, caímos 23 lugares respecto de 2019; y en democracia, 77 de cada cien mexicanos está a favor del gobierno de un líder único.

La Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020 elaborada por el Inegi y el INE, revela que los mexicanos no confiamos en casi nada.

Difícil hacerlo, teniendo un presidente mentiroso y oyendo al Secretario de Salud asegurar una mañanera que la inmunidad presidencial frente al coronavirus “no fue gratuita, no la compró, se la regaló el pueblo con el que se topa a diario.”

Increíble que el hombre a cargo de la salud de los mexicanos no base sus diagnósticos en la Ciencia y olvide que AMLO ya tuvo Covid, precisamente por esos “topes” con el pueblo.

Ojalá el canciller Ebrard, que anunció irá a Europa y Asia “a amarrar” las vacunas que hace un año López Obrador dijo teníamos de sobra, esté enterado de la forma como en México se adquiere la inmunidad, porque después de las playas atestadas en Semana Santa, su viaje no será necesario; los vacacionistas se la regalaron unos a otros.

Esta encuesta del Inegi y el INE que mide el involucramiento de la población en asuntos públicos y el reconocimiento de sus derechos y obligaciones, fue aplicada en 25 mil 113 viviendas urbanas y rurales, entre agosto y septiembre de 2020.

Y sus resultados indican que 90 de cada cien mexicanos, quisiera un gobierno encabezado por expertos en salud, economía y otros temas técnicos.

Si aspiramos a eso y lo que tenemos es a gente de cuarta(T), imagínense el nivel de frustración que cargamos; con razón salimos pésimo, en el reporte de la ONU sobre felicidad.

Positivo en medio de todo, que el 70 por ciento considere a las universidades públicas como las instituciones de mejor reputación; el 65 por ciento que la democracia es preferible a cualquier forma de gobierno; y que pese a los diarios ataques del poder contra el INE, el 57 por ciento tenga buena imagen de este instituto.

Otras cifras alertan que el 40 por ciento estaría conforme con un régimen militar y la mayoría no confía en los partidos políticos, los empleados públicos y los medios de comunicación.

Pasando a la última edición del Reporte Mundial de la Felicidad, patrocinado por la ONU y realizado en 149 países, en 2020 los más felices fueron Finlandia, Islandia y Dinamarca, los tres han manejado la pandemia mejor que otros; y dos, Islandia y Finlandia, dirigidos por mujeres.

Nueva Zelanda, también gobernado por una mujer, es de nuevo el único país no europeo entre los diez primeros.

América Latina solo está representada en los 20 mejores, por Costa Rica.

Argentinos, brasileños, chilenos, mexicanos y colombianos, fuimos menos felices en 2020; japoneses, chinos y taiwaneses lo fueron un poco más.

Relativo a estos temas, un artículo publicado el pasado 20 de marzo en The Economist destaca que, aunque los adultos mayores han sido los más amenazados de muerte por el Covid, cada ocho años más de edad se dobla el riesgo, fueron quienes estuvieron más optimistas y felices el año pasado.

Y que a la gente le entra el pesimismo al pasar la treintena, pero recobra felicidad y buen humor a los 50; y que el optimismo de los adultos mayores durante la pandemia podría deberse, a que no resultaron tan afectados por la pérdida de empleos y a la decisión universal de que fueran los primeros en vacunarse; que fue visto por ellos, como reconocimiento y protección de la sociedad.

La decisiva importancia de la vacunación masiva y la sana distancia para detener el virus, se comprobó en el reino asiático de Butan; pequeño país con muy pocos recursos, que recibió las dosis de la India.

Un artículo de la BBC narra que antes de empezar a inocular a sus 800 mil ciudadanos, el gobierno pidió consejo a monjes budistas que recomendaron esperar a que las estrellas fueran auspiciosas.

Lo fueron este 27 de marzo, y en solo una semana Butan vacunó al 85 por ciento de su población; récord que en el mundo solo superan por muy poco, Israel y las Islas Seychelles.

El éxito no fue solo de los astrólogos, sino sobre todo del jefe de la Guardia del Dragón, cuyo personal instaló en 8 días mil 200 sitios de vacunación, y del Primer Ministro y el Ministro de Salud, ambos médicos prestigiados que no dudaron en poner en cuarentena hasta al rey, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck.

 

Autor

Teresa Gurza
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