El papa Francisco pidió este domingo a los cristianos iraquíes que perdonaran las injusticias cometidas en su contra por extremistas islámicos y que reconstruyan.
Durante su jornada visitó ruinas de iglesias y se reunió con multitudes entusiastas en el corazón histórico de la comunidad cristiana local, que fue diezmada durante el brutal régimen del grupo Estado Islámico (EI), según publicó Latinus.
En cada una de sus paradas en el norte de Irak, lo que quedaba de la población cristiana acudió alegre, con vestidos coloridos y sonidos de júbilo, aunque la intensa seguridad impidió que Francisco se mezclara con la multitud como haría normalmente.
Sin embargo, los asistentes parecían simplemente felices de no ser olvidados, lo que representó un indicio del desamparo de una antigua comunidad que no sabe si podrá resistir.
Las localidades de tradición cristiana que antes salpicaban las llanuras norteñas de Nínive se quedaron vacías cuando los cristianos -al igual que muchos musulmanes– huyeron ante el avance del grupo extremista Estado Islámico en 2014.
Sólo unos pocos volvieron a sus hogares desde la derrota del grupo EI en Irak hace cuatro años, y el resto siguen dispersos por el país u otros lugares.
El sonido de las campanas recibió al papa en la localidad de Qaraqosh. En un discurso en la abarrotada iglesia de la Inmaculada Concepción, Francisco dijo que “perdón” es una palabra clave para los cristianos.
“La senda hasta una recuperación completa podría ser larga, pero os pido que por favor no os desaniméis. Lo que hace falta es la capacidad de perdonar, pero también el valor de no rendirse”, dijo el pontífice.
La iglesia local ha pasado por una importante restauración tras ser vandalizada por milicianos del grupo EI cuando tomaron la localidad, lo que la convierte en un símbolo de los esfuerzos de recuperación.
Para el Vaticano, la presencia continua de los cristianos en Irak es crucial para mantener con vida comunidades que llevan allí desde los tiempos de Cristo. Su población pasó de un millón 500 mil personas antes de la invasión que lideró Estados Unidos en 2003, y que sumió el país en el caos, a apenas unos cientos de miles en la actualidad.
La visita de Francisco a Irak, que concluye este domingo, pretendía instarles a quedarse y ayudar a reconstruir el país y restaurar lo que describió como su “mosaico” de grupos étnicos y religiosos.
La jornada ofreció imágenes llamativas por la mañana cuando Francisco, vestido de blanco, subió a un escenario con alfombra roja en una plaza de Mosul, la ciudad más importante del norte de Irak. Rodeado por las ruinas grises de iglesias casi destruidas en los combates por expulsar al grupo EI de la ciudad.
“Qué cruel es que este país, la cuna de la civilización, haya sido castigado por un golpe tan bárbaro, con antiguas casas de oración destruidas y miles de personas (musulmanas, cristianas, yazidíes) que fueron cruelmente aniquiladas por el terrorismo-, y otros asesinados y desplazados por la fuerza”, añadió.
En sus tres años de dominio sobre buena parte del norte y el oeste de Irak, el grupo extremista cometió atrocidades contra todas las comunidades, incluidos musulmanes. Pero la minoría cristiana sufrió especialmente.
Los milicianos les obligaron a elegir entre la conversión, la muerte o el pago de una tasa especial para no musulmanes. Miles de personas huyeron, dejando atrás viviendas e iglesias que fueron destruidas o requisadas por los extremistas.
El grupo EI tomó Mosul en junio de 2014 y declaró un califato que se extendía desde sus territorios en el norte de Siria hasta el norte y oeste de Irak.
Fue en la mezquita de Al-Nuri en Mosul donde el líder del grupo, Abu Bakr al-Baghdadi, hizo su única aparición pública, un sermón de viernes en el que llamó a todos los musulmanes a seguirle como “califa”.
Mosul se convirtió en su núcleo burocrático y financiero. Finalmente fue liberada en julio de 2017 tras una feroz batalla de nueve meses. Entre nueve mil y 11 mil civiles murieron, según una investigación de AP. Al-Baghdadi murió en un ataque estadounidense en Siria en 2019.
Expertos en salud pública expresaron antes del viaje su preocupación por que las grandes aglomeraciones pudieran convertirse en focos de contagio del coronavirus, en un país donde el brote va a peor y pocas personas están vacunadas.
El Vaticano expresó que está tomando precauciones, como reducir el aforo en la misa al aire libre. Pero durante la visita se vieron aglomeraciones sin distanciamiento en las que mucha gente no llevaba mascarilla. El papa y su comitiva están vacunados, pero la mayoría de los iraquíes no. (LATINUS)
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