LA SEÑAL

Gozo de manera festiva pequeños momentos, entre ellos los regalos de la madre naturaleza. En días recientes mientras trabajaba en mi casa, escuché el inicio de la lluvia. Me llevé mi computadora y materiales para escucharla. Seguí tecleando y el concierto me invadió. Resguardé mi fiel instrumento de trabajo y me dediqué a mirar y a mirar. Eran casi las nueve de la noche.

Me aparté de los pensamientos laborales, pendientes profesionales y personales para enfocarme en el momento. Quería estar sólo ahí, sintiendo el fresco y cubierta por esa consagración genuina que para los laguneros y allegados representa llover en nuestra tierra.

Las hojas y flores de las bugambilias me deleitaron con un gracioso baile, en el cual las gotas tenían un papel protagónico, sus movimientos eras parsimoniosos, gentiles. Cada kamikaze gota elegía un espacio determinado para morir y generar más vida. Las plantas estuvieron felices cuando se estrellaban por hileras las gotas de agua, que hacían balancear cada rama y al verlas en conjunto era como la unión de varios bailes.

En pequeños charcos, el estallido de las enormes gotas se ahogaba rápido, y en milésimos de segundos ya estaban las siguientes, renacidas en un río diminuto, efímero. En él se reflejaban sus compañeras que cumplían con su maravilloso cometido, también pude ver las nubes grisáceas deslizarse en armonía y las hojas de las palmas vecinas en movimientos únicos.

Eso me mandó la señal. Estaba escrito en el firmamento: debía mojarme bajo la lluvia. Fue así, justo como lo hacía desde que era niña y después con mi niña, para estar ahora con la niña que fui. Qué delicia poderlo sentir ese regalo, mientras estaba parada, con las manos abiertas para recibirlo, después correr, caminar, bailar. En pocos minutos ya estaba empapada más que de agua, de sensaciones gratificantes y profundas.

Entendí el mensaje de conectar más con la madre tierra y sus gratuitos encantos. De agradecer lo que nos ofrece este semidesierto que invadimos. También la temperatura que nos da, porque nos hace más laguneros y fuertes, más nosotros en Torreón.

biznagaas@hotmail.com

 

 

 

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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