Centroamérica y su cine, el caso de Panamá y una recomendación para ver en casa
Sin duda, la historia cinematográfica de Panamá es muy peculiar, pues su fortalecimiento se dio en la etapa madura y se sigue trabajando en la consolidación de una industria del séptimo arte constante, que genere no solo recursos económicos para seguir adelante, sino también recursos humanos talentosos que tomen la bandera del cine en sus manos.
El comienzo de esta empresa llamada cine panameño, se remonta a 1907, cuando una productora estadounidense, propiedad del Thomas Alva Edison filmara el documental “El Canal de Panamá, escenas e incidentes”, el cual sirvió como registro del proceso de la edificación de esta grandísima obra de la arquitectura y al cual le siguieran una serie de cientos de pies de película, en donde evidenciaran acciones norteamericanas en el país, incluso la visita del presidente Roosevelt en 1906.
En 1920, John de Pool, un técnico de fotograbado que llegó a Panamá contratado por “La Estrella Panameña (primer diario de aquella nación que data de 1849), se aventuró en el mundo del cine y filmó algunos documentales, entre los que destaca “La balsería”, que retrataba un ritual indígena.
Después, durante muchos años, el cine panameño adoleció de producciones que pudieran superaran los diversos obstáculos que suponen hacer una película, sin embargo, recibió su primera gran entrega de ficción con el filme de 30 minutos “Al calor de bohío”, dirigida por Carlos Nieto en 1946, filme que narra la historia de una mujer cabaretera que es abandonada por su condición social.
En la actualidad, la fortuna ha sonreído al séptimo arte de aquel país, pues con la intervención del Estado en la producción de filmes, el número y la calidad se han incrementado, como han dejado muestras algunos filmes, encabezados por la fantástica, “Historias del canal” de 2014, filme dirigido por Carolina Borrero, Pinky Mon, Luis Franco Brantley, Pituka Ortega-Heilbron y Abner Benaim, el cual narra a través de cinco cortometrajes, la historia de personajes y familias que fueron impactados por la edificación del Canal.
Otro filme emblemático de la etapa moderna del cine panameño es el documental “Rompiendo la ola”, dirigido por Annie Canavaggio, el cual explora la vida y el trabajo de tres surfistas que además de sortear el oleaje, se dedican a laborar para subsistir, desprendiendo de ellos reflexiones sobre su versión de la vida en Panamá.
Finalmente, quiero recomendar un documental de 2018, porque parte de la tradición documentalista panameña así lo exige, se trata de “Yo me llamo Rubén Blades”, dirigido por Abner Benaim, quien realiza un recorrido por la vida del destacado cantante que trascendió las fronteras del mundo. El documental, que recoge testimonios de personalidades de alto calibre, para concretar la historia de Blades vista desde diversas aristas. Este filme lo puede encontrar en algunas plataformas de video bajo demanda, es una opción bien interesante para seguir aprovechando el tiempo de cuarentena.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “CinematografoCeroCuatro” en Facebook, “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter y “Cinematógrafo 04” en Spotify.
Autor
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Periodista, escritor y catedrático. Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM y actualmente maestrante en Comunicación por la UACH.
Titular de columna "Cinematógrafo 04". Imparto Taller de Micrometrajes Documentales, así como el Diplomado en Cine y Cultura Popular Mexicana.
Ganador del premio a la investigación Ana María Agüero Melnyczuk 2016, que otorga la Editorial argentina Limaclara
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