En el marco de la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) dio a conocer un estudio científico que advierte que la actual temporada seca-caliente, que favorece altos niveles de ozono y de partículas suspendidas en la atmósfera, incrementa el riesgo de la población a sufrir alergias y enfermedades respiratorias.
Lo anterior con el fin de contribuir al análisis y toma de decisiones informadas por parte de las autoridades competentes y por la población, donde se hace una breve compilación de las relaciones entre la exposición a la contaminación atmosférica y el contagio y severidad de enfermedades virales.
Los contaminantes del aire, como el ozono y las partículas PM10 y PM2.5 incrementan significativamente la irritación e inflamación del sistema respiratorio y favorecen la morbilidad inducida por los virus, reduciendo la capacidad inmune del organismo frente a virus y bacterias. La formación y acumulación de estas partículas se da especialmente en esta temporada, favorecida por las condiciones atmosféricas y originadas por los incendios forestales, quemas agropecuarias, de pastizales y de residuos», señala el documento.
La investigación realizada por especialistas del INECC, Centro de Ciencias de las Atmósfera de la UNAM, Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN y el Instituto Nacional de Salud Pública, subraya que con la información más reciente publicada sobre la enfermedad de Covid-19, «se sabe que éste impacta en las vías respiratorias altas, produciendo una enfermedad respiratoria leve, sin embargo, en un 15 por ciento de los pacientes se producen afectaciones a los pulmones originando neumonías que comprometen la vida de los pacientes».
Los registros actuales muestran que los impactos por Covid-19, se presentan en grupos sensibles, como son los adultos mayores, personas con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares o depresión del sistema inmunológico por alguna enfermedad (como VIH) o tratamiento (como quimioterapia), donde se presenta la mayor tasa de mortalidad.
La evidencia científica indica que episodios como el que estamos viviendo, pueden ser también con microorganismos o con diversas especies (recordar por ejemplo la proliferación reciente de sargazo en el Caribe), los eventos hidrometeorológicos extremos o la dispersión masiva de contaminantes tóxicos, seguirán sucediendo en el futuro y existen las condiciones para que sean cada vez más graves», alertó.
El estudio señala la importancia de asegurar el buen funcionamiento de las redes de monitoreo de calidad del aire y la correcta y oportuna comunicación de riesgos para los grupos sensibles. (EXCÉLSIOR)
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