Ciudad de México.- A pesar de que la ley establece como máximo 90 días para que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) resuelva las solicitudes de asilo, en la práctica las personas migrantes esperan en promedio hasta 164 días.
Esto significa un riesgo para las más de 38 mil mujeres migrantes que solicitaron asilo en México entre enero de 2018 y octubre de 2019.
De acuerdo con Cimacnoticias las mujeres que piden refugio en México conforman 48 por ciento de la población extranjera que solicita este derecho en nuestro país, pero al cierre de 2019 al menos 26 mil de estas mujeres aún permanecían en espera de una resolución, según cifras obtenidas vía transparencia y analizadas por la organización de acompañamiento a personas refugiadas, Asylum Access.
Esta organización internacional encontró que aunque la ley mexicana establece a la COMAR un máximo de 45 días hábiles y hasta 90 días en casos excepcionales para la resolución de las solicitudes de asilo, en la realidad las personas esperan en promedio 164 días, casi medio año. Luego de esto, abandonan o desisten de su trámite.
De acuerdo con la organización, México tiene un importante rezago en la atención de las solicitudes. Algunas cifras: en total, de enero de 2018 a octubre de 2019 hubo (entre mujeres y hombres) hubo 90 mil 397 solicitantes de asilo en nuestro país, la gran mayoría presentadas durante 2019.
Pero de las solicitudes en este período, COMAR concedió la condición de persona refugiada sólo a 11 por ciento, lo negó al 2.7 por ciento, y tiene pendiente el análisis de 70 por ciento de los casos.
Esto representa un retraso en el procedimiento de las solicitudes de 63 mil 860 personas, incluyendo más de 17 mil menores de edad y más de 13 mil personas que solicitaron la condición de refugiadas desde 2018. Al menos seis mil personas habían estado esperando una resolución durante un año.
Rezago vulnera derecho de las mujeres
Durante el tiempo de espera, las personas refugiadas son forzadas a permanecer en la entidad en la que hicieron su solicitud, ya que la legislación mexicana impide a las personas migrantes transitar libremente por el país.
La mayoría de los lugares en los que ellas se quedan son entidades fronterizas en el norte o en el sur del país, con índices de pobreza y violencia, muchas veces la espera orilla a las personas a renunciar a sus solicitudes y la reconstrucción de sus vidas.
Si bien depende mucho del lugar y la condición socioeconómica de cada persona, la mayoría de las mujeres migrantes y sus familias que esperan resolver su situación migratoria en México, habitan en albergues que no tienen la infraestructura adecuada o rentan cuartos en los que viven bajo hacinamiento, explicó en entrevista para Cimacnoticias, Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi).
Las solicitudes de asilo de mujeres generalmente van acompañadas de solicitudes de su familia. Según datos del Imumi, las mujeres pasaron de constituir 20 por ciento del total de las solicitudes de asilo en 2013 a 38 por ciento en 2019; al menos 78 por ciento del total de familias solicitantes de asilo en ese último año está encabezada por mujeres.
A esto se suma que, al estar lejos de sus redes de apoyo, las mujeres que viajan con niñas o niños enfrentan más problemas para trabajar, especialmente en el sector formal. Dependiendo de si tienen permiso para trabajar o una visa humanitaria, las migrantes enfrentan restricciones en el acceso al empleo formal o la educación para sus hijas e hijos.
La experta detalló que en Chiapas, la entidad en la que se presentaron más solicitudes de asilo en 2018 y 2019, se han registrado los casos más graves de violencia sexual en contra de mujeres migrantes solicitantes de asilo por parte del crimen organizado, todos ellos con 100 por ciento de impunidad a pesar de no presentar denuncia.
Cuando las mujeres desisten de su solicitud de asilo quedan todavía en mayor vulnerabilidad, ya que su condición migratoria cambia de solicitante a irregular o sin documentos.
La población de personas solicitando la condición de refugiado en México creció de manera significativa en 2019 debido a la situación en los países de origen y cambios en la política de asilo en los Estados Unidos, donde se publicaron al menos dos acuerdos internacionales que restringen las oportunidades de acceder al asilo o de vivir en ese país mientras se resuelve su situación.
Por todo ello, el año pasado hubo en México 50 veces más solicitudes de personas haitianas y 30 veces más solicitudes de personas cubanas que en 2018, por dar algunos ejemplos.
Pero hasta ahora, ni el presupuesto de la COMAR, ni el número de personal capacitado se han incrementado en una manera proporcional con la demanda, señaló la organización.
La mayoría de las personas solicitantes (45 por ciento) provenían de Honduras, 16 por ciento del Salvador y 14 por ciento de Venezuela, países con altos índices de violencia, pobreza e incluso conflictos sociopolíticos. (CIMACNOTICIAS)
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